viernes, 3 de diciembre de 2010

Díaz Diego




Julio 4

Cuando salga de trabajar
y cuando llegue a mi casa,
después de tomar algunos mates
tal vez acuda nuevamente al suicidio
escuchando un poco de música,
quizás algunos tangos
nadie notará que no estoy,
no lo harán hasta que noten
que falta alguien vendiendo
algunas drogas,
o empiece a amontonarse la mierda
en el baño del trabajo



Afuera

Necesito oscuridad, soledad
prohibiciones morales,
aislarme, separarme,
escapar, llegar a un burdel

Sin posibilidades, que me echen
una cárcel, inventar una historia,
tomar una cerveza
fumar de vez en cuando,
regresar a mi casa, a mi cama,
llorar un poco, reírme durante horas
escuchar música que me desagrada
para escribir un poco con bronca

Afeitarme
ponerme cremas en las manos,
cortarme las uñas, estar con una mujer
o sólo estar, recordarla por la mañana,
o encontrarla todos los días enredada en mis brazos
un poco de bronca, cerveza, humo

Charlas sin sentido, aburrimiento...censura cerebral,
Literatura clásica, viejos represores y todo lo demás.
Pelo largo, medallon en el pecho
traje verde, autos verdes,
algunos cabarutes cerrados
que me echen

Agosto 8

Un fusil con tres balas y media.
Tres malditas balas y media.
Fue suicidio, no cabe duda en eso...
siempre fui algo inestable
y algo alcohólico
por eso nunca compré un arma.
Es la muerte más lenta de
las que he tenido, y más dolorosa
será seguro la que más recordaré
porque hoy estoy muerto,
lo estaré mañana aún cuando despierte,
y lo estaré por el resto de mis días...
fue suicidio, no cabe duda de eso princesa.
Tres malditas balas y media.



Despertar


Y caímos, caímos en un abismo interminable de lujuria,

derramamos las lagrimas, la sangre y hasta el sudor

de quienes nos observaban...



Y caímos, caímos en la cuenta de una relacion impaga,

pegamos de a poco los trozos de los platos y al apagar las luces

borramos de un zarpazo las sombras que nos perseguían...



Nos pinchamos las venas con los sueros

que a cuenta gotas devolvieron nuestras vidas,

evitamos la simbiosios, los golpes y los gritos...

los relojes, el trabajo y las falsas novelas de la television

donde siempre alguien muere y dos quedan felices...



Caímos, caímos sobre la razon, la pasión y la sangre a punto de hervir...

entonces enfriamos un poco todo, y aqui estamos,

casi de pie, mirandonos fijamente mientras tratamos de comprender

que haciamos antes de empezar a merecernos.


Laboratorio

Como unos ratones...
persiguiendonos en un laberinto interminable,
asi estamos, como dos perfectos conformistas insatisfechos,
porque si, a nadie puede alegrar el hecho de estar perdido, o al menos no a nosotros.

Como dos piedras...
confundidos en una cantera malparida,
asi nos sentimos,
porque dos como nosotros no pueden no encontrarse.

Como amantes...
escondiendonos de nada y de nadie, escapandonos,
tal vez solo de nuestras sombras y gemidos,
asi vivimos, quizas conformes y seguramente incompletos.


Diego Díaz nació el 24 de julio de 1987 en Río Turbio, Santa Cruz. Es periodista en la FM Tiempo 95. 5 y conduce el programa Turbio y Claro

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Manceda Ana María




LA ABUELA ROSARIO

Crecí junto a ella, la abuela Rosario.
La vida nos trajo hacia tierras húmedas
rociadas, mojadas por gotas de plata.
Quedaron tan lejos los cañaverales
las zambas, los ritos, pequeños lagartos.
Quedaron las tumbas, fantasmales gritos
de guerras patrióticas, de indígenas sabios.
Quedaban...quedaban...todas las raíces
el trópico, la selva, los cerros
perfumes lejanos.

¿Qué trajo con ella la abuela Rosario?
Más que palabras evoco sus silencios
trágicos silencios, silencios de ausencias
y su mirada, tierra oscura de musgos,
doliente, sorprendida de ver horizontes.
Su olor a naranjos y su caramelo de menta
y el cigarrillo de chala que fumaba por semana.
Sus velas, sus santos, su fe inquebrantable.

En la gran cocina de la casa platense
ella esculpía, pintaba con sus manos mágicas
el aroma lujurioso, el sabor profundo, misterioso
de las antiguas, exquisitas comidas del Noroeste;
tamales, tortillas, locros, empanadas
ají molido, cebolla de verdeo, ternura
y una niña quieta que heredó nostalgias
mirando asombrada, como se amasaba
con las manos mágicas, repletas de historia
un destino errante.
Imágenes, largos cabellos canosos, peinetones
Imágenes, arrugas morenas y el tiempo
abuela Rosario. Está por nevar y no entiendo
al viento, a tu ausencia, ni a iconos olvidados
de la infancia.*************************
(En diversas antologías y páginas de revistas digitales)



EN LA NIEVE. Ana María Manceda ( En Antología “El color de las palabras” 2009)

La noche está allí, detrás de las ventanas. La nieve se refleja posada en las hierbas
y cuelgan las estrellas de las ramas heladas de los árboles.
Con solo estirar mi brazo, aún a través del límite de los vidrios
podría tomarlas para adornar mis ojos.
Si la valentía me sorprendiera abriría la puerta
y recostada en la hierba nevada
tomaría un baño de luz sonriendo a la noche con mis ojos adornados de estrellas
que cuelgan de las ramas heladas de los árboles. Pero sigo mirando detrás de las ventanas. Mi aliento, llanto de recuerdos empaña los vidrios. Me rebelo.
Rotos los vidrios estallan en la nieve, yo también, rota, estallada,
yo también en la nieve, me rebelo.***


QUEDÓ INVISIBLE EN EL AIRE. ANA MARÍA MANCEDA

Eran los gorriones, los tilos y los azahares de los naranjos
pisoteados en las veredas. Aljibe de olores.
Y tu juventud, y la mía y la de nosotros.
Era el brillo del crepúsculo de la luna llena, explosiva
instigando a las hormonas, provocando a las arenas de la playa
a reflejar su luz ya reflejada,
y se burlaban los cabellos brillando más,
y los dientes nacarados, impúdicos,
se mostraban descarados con las risas,
cuando el agua leona del río era un ancho desierto plateado.
Eran los asados en los elásticos de las camas turcas, los brindis,
y nosotros saltando en el aire con nuestras ilusiones
acariciando el cerebro.
Nuestras miradas titilando por un poco de humo en los ojos,
un compañero había llegado al principio del camino,
tenía un haz de arco iris en sus manos.
Era tu juventud, y la mía y la de nosotros,
chorros de vientos ocupando cada intersticio de la vida.
de esa ciudad, de esa época, de esa generación.
La sombra del hombre quebró la luz, no pudo quebrar
esas hebras de tiempo.
Aún, entre las tinieblas de los años, diviso el pasado.
Es la vida, la vida suspendida en el cosmos,
la piel de mis dedos quieren acariciarla, no puedo
sí mis otros sentidos, que deshilachan, navegan el tiempo.
Así, quedó transparente, invisible en el aire,
tu juventud, la mía y la de nosotros,
cuando el agua leona del río era un ancho desierto plateado.***

En Antologías y “ Diario de los poetas” Marzo 2010



EL CAMINANTE. ANA MARÍA MANCEDA


¿Qué es navegar por los copos de nieve?
Quizás uno busca en este viaje
algún ruido de voces
ante tanto silencio blanco
voces que lleguen desde el sol
o desde una cálida noche llovida de estrellas.
Ya me envuelve la fatiga del camino
por estos infinitos paisajes patagónicos
abriré mis manos
para dar mi brújula y mis nómades
tesoros.
Ahora debo guardar mis ropas y mis poemas
en el cajón vacío de tus medias
y después vender mi linyera
al caminante joven
a quien veré
marchar.

Publicado por GrupoNavegamicuento en 12:02


Ana María Manceda ( NACE EN TUCUMÁN.ARGENTINA Hace treinta y cuatro años vive en la Patagonia Argentina( San Martín de los Andes).Docente. Escritora. Coautora del “ LIBRO DE LOS CIEN AÑOS” En Octubre 2008 recibe 1º Premio en Certamen Internacional “ARTES Y LETRAS 2008” en narrativa por su obra “ DERRUMBE”. Editorial Novelarte. Córdoba ( Argentina). Integrante de REMES ( Red mundial de escritores en español) de SEA ( Sociedad Escritores de Argentina); DE POETAS DEL MUNDO y de WORLD POETS SOCIETY . JURADO DEL CEM( Centro Editorial Municipal de San Martín de Los Andes). Seleccionada en varias antologías nacionales e internacionales. Participa en diversas revistas literarias por Internet.
1.Es imposible nombrar a todos los escritores que me han marcado.Solo nombraré algunos; en Neuquén el Dr. Gregorio Alvarez, en San Martín de Los Andes el poeta Miguel A. Camino. Todos los escritores del “boom” Latinoamericano ( Carlos Fuentes, Vargas Llosa, Donoso, García Márquez, Cortázar etc); Galeano, Sábato, Abelardo Castillo, Saer, Piglia, Osvaldo Bayer, Borges, Murakami, Rulfo, Kundera Gógol, Nadine Gordimer, etc. Poetas; Octavio Paz, Mario Benedetti, García Lorca, Neruda, Jacques Prévert, Paul Eluard, H. Hikmet, Bertolt Brecht, Walt Whitman , Martí, Nicolás Guillén, Miguel Hernández, Antonio Machado etc..etc..

lunes, 8 de noviembre de 2010

Dominguez, Martín




Nutritivo

Mañana decís
Pero no es cierto
No sabemos que es mañana
No sabemos que es amor

Si, una vaga idea, si.
Atisbos.
Pero que ganas de esa experiencia directa
De la que tanto hablan.

Hoy desayuné con Krishnamurti
Saludé al sol y fui a comprar comida para Tao
Dije gracias. Por todo esto.

Por mis piernas, por el aire y por el césped.
Por las paradojas, por la luz.
Por el caos.

Por esos momentos que resignifican algo.

Algo Inexplicable, pero comprensible.
Algo Saludable.

Nutritivo.

Ya es casi mediodía
y la octava maravilla del mundo

Son los fideos con pesto

que vamos a comer.-


Las puertas de la distensión

Suelta

Va aflojando

De a poco

Aparece despacio
pero con seguridad

La magia de la vida

La distensión

La confianza en que

con todos nuestros errores
con todas nuestras miserias

De alguna manera

lo estamos haciendo bien

Al percibir lo completos que nos sentimos
cuando realizamos actividades tan comunes

Como poner la mesa

o abrir la puerta

para ir a jugar




Armada para la Paz

Al final volviste a la punta de tus zapatillas
Otra vez
Dejando atrás el idioma
los chistes, las caricias.

Es duro convencerse que siempre es para mejor.

Encontrarnos primero
Para entregarnos después

Suena fácil
en teoría
En poesía

Suena tan fácil al decirlo así

Los almuerzos, los paseos
y ese fuego

Son recuerdos
que ahora
los dos añoramos

Pienso en tu boca y en tu risa
Que me hacia sentir un héroe
cuando aparecía

Pienso en tu manera de caminar
Antes de acostarte
El aroma de tu pelo recién bañado

Tu forma de acurrucarte en las siestas
Ese paraíso perdido

Pienso en el momento en que todo se derrumbó
Cuando no supimos enfrentar las peleas

Que sabemos
Siempre boicotean

Los malos entendidos
Las pavadas
Que al final terminaron erosionándonos

Erosionando eso tan nuestro

Como el agua
que imperceptible

Va destruyendo las piedras
lentamente.

Y a veces quiero no pensar

En todo lo que nos dimos
En las promesas
En los sueños

Mejor no pensar

En esas tardes eternas
En la sonrisas
O el dolor

Mejor recordarnos así
Con los cantos y los bailes

El vino & karaoke

El idioma
los chistes
las caricias

y ese fuego

Que nos hizo creer

que si se puede.




Sus Piernas

Sus labios seguían besándome
su lengua seguía moviéndose libremente
y mientras yo pensaba que alguna vez seriamos comida para gusanos
Agarré sus piernas y las lleve a mis hombros

deseando no terminar muy rápido.





Fotos, caracoles, porros y poemas

Los regalos que solías dejarme.
en el marco, en la ventana.
Fotos, caracoles, porros y poemas.
La manera en que llenábamos de hormonas tu pequeña habitación.
Tu cabeza algo rapada, siempre loca y superior.

Son la huella.
un pequeño paso, en un vacío corazón.

Terminaste de estudiar y volviste a los glaciares.
Para luego aventurarte a Latinoamérica, de a dos.

Leías a Girondo y arpegiabas la guitarra.
en el marco, en la ventana.
Fotos, caracoles, porros y poemas.
La manera en que viajábamos en tu pequeña habitación.
El romance no nos convirtió en algo superior.

Ya no hay tardes.
las huellas se borran: es una lástima el adiós.

Cruzaste a Perú hace unos días.
Fue algo extraño y peligroso.
Decidiste cuidarte por el embarazo, vendes pulseras, comes arroz

Me escribís cuando te escribo:
Algo siento tu dolor



Nuevas tecnologías

Miré el teléfono.
Había un mensaje de texto que decía.
"A pesar de todo te sigo amando :) Besitos! "

El número era desconocido.
El mensaje

no era para mí.


Rastros de Astros

Conseguí levantarme antes de las dos de la tarde
el aroma dulce de tu perfume impregnaba el lugar.
La noche había dejado sus rastros, y entre ellos
me deslicé hacia el baño.

Fue una buena meada.


¿Salimos?

Mmm no, ¿Para que?
O sí, dale.

Perdamos algunas neuronas, ¿total?
Seamos funcionales.

Pastemos en la barra.

Disfrutemos de esta libertad de plastilina
­­­­­­­­­­­­­­­­­
-- Holaaaa, todo bieeennn?
-- No, la verdad que no
pero en realidad no te interesa
­
Me gustaría poder contestar así alguna vez
Me gustaría bastarme a mi mismo.

Me gustaría ir a una fiesta
Adentro mío.

Dicen que a veces

se pone bueno ese lugar



Coro

Me fui de tu casa
Y por accidente me llevé tu juego de llaves

El que anda bien

Excelente excusa para volver a vernos

Asíque fuimos a la plaza de siempre
y entre Quilmes y el humito
nos dimos algunos besos con curitas

Pidiendo Comprensión
Clemencia.

Un perro negro se acercó
Era el mismo que vimos en nuestras vidas pasadas

Esa vez en el río

Pero volviendo a este plano
Parece que fue una buena decisión

respirar este aire que se las dá de puro

de purificador

escuchar nuestra propia melodía

y ver si después

podemos cantarla a capela.-




Personalidad y el concepto de onda

Tirá tu ropa
Tira tus accesorios

Tirá tu celular
tu tele
tus libros

Tirá tu compu
Tu mp3, 4 o 5
tu play y toda esa mierda

Después tirate vos



Planes en avión

Escuchar un disco de Caetano
mientras comemos ensalada de frutas
en el Triangulo de las Bermudas

Nos enteramos de las leyendas y las fantasías
de los lugareños de Jamaica

que se nos acercan en la arena
y nos sorprenden in fraganti

pensando en las vacaciones

que siempre nos quisimos
tomar.-






Nacido en Resistencia, Chaco pero criado en el ventoso sur neuquino desde los 2 años.

Geminiano y Búfalo de madera en el horóscopo chino, Martín se considera un buscador de la verdad; un meditador.

Sumergido en el terreno de la poesía, la ilustración, la música y el diseño.

Sin mas aspiraciones que disfrutar de los detalles de la vida en el presente,

anhela transmitir un mensaje de empatía, de conciencia y de amigabilidad entre hombres y mujeres.
Lo motivan a escribir cosas como el pasto, la risa, el amor, el viento patagonico, el sol, la lluvia,

la gente en los colectivos, en los bancos, el universo y las hojas.
Es ovolacto-vegetariano, le gustan mucho las plazas, el otoño y escribir sobre el mismo en 3ra persona.

Admira a los poetas patagonicos Tomas Watkins, Hector Kalamicoy y Fernanda Maciorowski.

Dedica su obra a Tao.
su gato.-

PD: pueden pasar a visitarlo en www.mardeilustraciones.com.ar

lunes, 4 de octubre de 2010

Albornoz Avila Aníbal



MADRIGAL DE LA NIEVE OSCURA

En la casa del minero muerto
su ropa huérfana tiene un silencio de maderas.

En los pliegues de una camisa,
la luz, en su porfía, desabriga
para siempre una llaga
de alma rota;
y desde su bufanda, de gris viejo,
cuelga una melancolía de lana
sin aliento.

(La ropa siempre es un desconsuelo en la casa
de un hombre que ya no llegará con sus pasos).

En una puerta, al fondo del silencio,
en donde los zapatos aún tienen su nieve,
y los abrigos del perchero
cobijan desamparos,
un recuerdo, como una palabra efímera,
despierta en una foto:

¡Una fiesta y corderos entre el fuego,
y árboles y mineros y tréboles
y diciembre, de algún año!

Nada más que eso. Nada más.
Y la inclemencia.

Sobre las ventanas de la intemperie nevada,
el viento bestial tiene el instinto del fuego
cuando va hacia su ceniza,
y poco a poco,
aquí y allá,
muere entre la noche y los techos,
como un blanco animal que abarca
el cielo.

En la casa, en una habitación trémula,
un pañuelo es un adiós en un bolsillo,
y una lámpara añeja bosteza
una oscuridad irremediable entre una cama
y el espeso maderal de los postigos.

La angustia del metal de un caño, como un deudo
de las cosas, deja oír en el silencio
la obstinación abismal
de una gota de agua
cayendo y
cayendo en la cocina;
agua que será de ahí en más una lágrima
insistente en el litoral de los sollozos.

Hasta que un día de cualquier tiempo,
alguien, en esa casa, nombrará
al hombre muerto,
y, desde entonces, incesante,
como un credo, el recuerdo habitará
la nostalgia para siempre.

En los pueblos de la cuenca, por los deshojados
pañuelos de los vientos,
llora la noche conmovida.

Nada más que eso. Nada más.
Y la tristeza.


AGUACERO
DEL TRISTE

Sabiendo estoy que me moja
el agüita de sus ojos
que es la ternura de su alma
lloviendo según su antojo.

Me llueven sus lagrimitas,
que mojan como el rocío,
cuando llora o cuando canta
tiene maneras del río.

Yo soy por ser ese triste,
el triste de su aguacero,
sus ojos de estar mirando
me mojan como el sereno.

Un ramillete de estrellas
de la noche le he cortado,
para que riegue con luz
el agua que me ha llorado.

Su canto de otoño trino,
es sacramento y pureza,
mi cantora llorocita
lava su agua mi tristeza.

Letra: Aníbal Albornoz Avila
Música: Mario Díaz


AROMA DE LA PERDURACIÒN

¿y qué es el mito?
¿Acaso es la piedra que habla?
¿Será la usanza del barro?
¿Es un sueño de guardar?
¿Qué es?
¿Es la raza del grano que habla
en las alturas?
¿Los rostros del tiempo?
¿Un polen?
¿Un sol a decir basta?
¿Una luna a mitad del corazón?
¿Las estrellas en el menguante
del rocío?
¿Qué será? Me aparezco preguntando,
con los siglos creciendo a mis espaldas.
¿Acaso es el tiempo de la eternidad
a voluntad de un pueblo?
¿Es el agua de la oralidad?
¿El mineral?
¿Será la morada de la aurora?
¿El cántaro de la sombra húmeda?
¿Una comida en la vida de la mesa?
¿Qué será?
¿Será acaso la obsidiana?
¿La madera del tarko?
¿Será un río?
¿La siembra?
¿La aridez?
¿Una siesta con sombrero?
¿Acaso el cereal decapitado?
¿Un volcán?
¿Una montaña acaso?
¿Qué es? Me aparezco preguntando.
Y lo que se sepultó en el viento,
animal y anchura, me dice:
¡Divinidades!

Es entonces que me aprieto el alma
con el aroma de la perduración.


DORMIR EN TIERRA

¡Cuánto miedo le tenías a la muerte,
padre mío!

Para no asustarte digo que duermes, mientras la tierra
te espera en su profundidad
humeante; y todos mis ojos pudren,
con un lento río de tristeza,
la madera oscura que angustia tu ropa,
y tus negros zapatos.

Padre, apago mis lágrimas
para que no te espantes todavía,
y escondo de igual modo mi corazón y mi boca,
para que no se desate la memoria del recuerdo
y se eche a andar el llanto de tu almohada.

Digo que duermes, padrecito (y hago silencio),
para que pienses que después amanece,
para que creas que a las cinco del alba,
y de la nieve, partirás a tu trabajo,
caminando la escarcha.

Padre,
los mineros del carbón pasan y te miran,
miran como has perdido tu sombra lenta,
y miran el asombro, boca arriba, de tus huesos
callados;
y miran, hondamente, el clima de tu rostro
en su definitiva ausencia.

El río del pueblo sube y descalza sus meandros,
y sus peces turbios, para que no te sobresaltes,
padre mío.

El cielo, padre, sube hasta tus cabellos
y mata el tiempo mirando tu corbata,
mientras el bosque deja caer una triste corteza
que amortaja tus sueños a lo largo y pena
de tu distancia de hombre.

Padre mío,
para que no te asustes digo que sueñas.
Sobran motivos para decir que duermes
Largamente.







EL PELIGROSO VALOR DE LA CONCIENCIA
Críticas
MILLER, Arthur
Teatro
-La muerte de un viajante-
Compañía Gral. Fabril Editora
Pp.141-233


En la didascalia escénica inicial, Arthur Miller escribe: “Se oye una melodía tocada en flauta, es una música leve y fina que habla de hierba, de árboles, de horizontes”. Y todo pareciera, en ese entonces contemporáneo a la lectura, que en la casa del viajante Willy Loman, el protagonista de esta memorable obra teatral, ese horizonte y esa música descriptiva no anuncian la tormenta posterior, esto es en la metáfora ficcional o en el supuesto subyacente de la intencionalidad estética e ideológica que pone a jugar la trama. Allí vemos que el acto ficcional rompe con las reglas de una realidad casi monolítica, es decir la normativa del establishmen. Simplemente porque echa por tierra elementos propagandísticos caro a la política norteamericana, escenario epicéntrico del texto.
Es decir que entre los gestos de evidente blasfemia está el pronunciamiento de un final “no muy feliz” o, en su peor alteración, el consolidar una mirada crítica a los sagrados designios de futuros brillantes otorgados en términos generales, por una sociedad supuestamente paradisíaca, de promovidos destinos manifiestos. Pero, claro es que no es nueva esta evaluación dispéptica; si esto ocurrió en la década del 50, más cercano en el tiempo sucedió con el sopesamiento en la mirada declarativa de la serie televisiva “Los Simpson”: en aquel tiempo florecía el macarthismo y más acá la ortodoxia Bush. Es decir la conciencia en una noción de administración de orden subalterno.
Este drama de un viajante de comercio que encuentra su primera muerte, y quizá la más significativa, en la frustración y sus días aciagos de espera de una esperanza de repartición mezquina e ilusoria, que criticada hace despertar en espanto a un estado acusador, obliga responder a Miller: “...un escritor (...) crea a base del material que le brinda su percepción final...”
Es cierto, Miller y Loman, autor y personaje, sacrifican el poder, el éxito y sus símbolos innumerables. El primero consustanciado de una lectura agudísima de la realidad, solo refutable por fuerzas de antinomias o dogmas; y el restante, el personaje, sucedáneo quizás de sus mismos espectadores, agota esos símbolos en la urgencia de perseguirlos, dejando en su sacrificio (el de la muerte), un rastro de desafío inconsciente.
La muerte de un viajante, de Miller, autor de las obras Todos hijos mío; Las brujas de Salem; Panorama desde el puente, etc., procesa la coacción expulsante de un sistema que “nomina” al que fracasa en ese entendimiento de “éxito” (dinero, estatus, etc), y a partir de esa contingencia el individuo “deja de ser”, más allá de sus valores esenciales.
Loman no roba el fuego a los dioses como Prometeo, ni sueña como Espartaco, él solamente se inclina hacia su catástrofe por una ciega obediencia internalizada. Miller comenta: “ No soy abogado de Loman (...) hablo de los valores que perduran”. Allí se expresa la victoria del pensamiento, sencillamente porque se señala una realidad tangible que ficcionada o no, tiene en sí una verdad intrínsecamente invariable que la historiografía sabrá, como este texto teatral, medir consecuentemente en un futuro.



EL VINO ES UNA MÚSICA ÍNTIMA

Rubaiyat
Omar-al-Khayyam
Prólogo de Rubén Darío
Pág. 183
Osvaldo R. Sánchez Teruelo
Buenos Aires

El árbol ya nació, el fruto conserva la tierra y el sol y un cielo inmenso, elogio de la perduración. Bajo ese cielo desde un tiempo que pareciera de ayer o de mañana crece el canto imperecedero de Omar Kayyam, el persa, celebrando la vida desde el vino más puro, más báquico o más sagrado.
El canto es una iluminación que trasciende cualquier siglo con su delectación estética, porque el espíritu de los hombres viene y va cantando, en una marcha de coral de corazones ineluctables, certezas como estas: “Una jarra de vino y los labios de la amada, han gastado mi dinero y arruinado tu crédito, toda la raza humana está comprometida al cielo o al infierno, pero ¿quién fue jamás al cielo? ¿quién jamás vino del infierno?”
Los manuscritos de Kayyam escritos en la ciudad de Nishapur, en una región del Irán, finca ese capital lírico de celebración al vino, como no se ha escrito jamás en otro testimonio. Su síntesis profesa la perplejidad de los dioses, sin embargo a cada trago en que se escancia el jugo, los dioses embriagan su alegría sin más, y cantan a Kayyam con recuerdos indelebles.
Las Rubaiyat, son sentencias estróficas, cuartetas líricas, en algunos casos con un ligero panteísmo, que desoye áridas filosofías y refugios dogmáticos de existencia. Dice nuestro Kayyam, en un canto grave, alucinado: “El día que yo no exista y estéis todos reunidos gozando de los encantos de la amistad (...) llenad las copas hasta la última gota” o, también: ...lavad con vino mi cuerpo inerte y haced con las maderas de la viña las tapas de mi féretro.”
Omar-al-Khayyam murió entre los años 1111 y 1135, y el consuelo desde entonces es sentir que sus cuartetas estuvieran en el tiempo como el tiempo mismo, y que se citara una y mil veces, aquí y allá, como en aquella zamba argentina “Padre del Carnaval” en donde se dice “...que lindo si Omar, el persa, por ahí te hubiera hallao (...) cuanta poesía nos hubiera soltao...”
Los hermosos versos de Rubaiyat con sangre y canto de un bardo inevitablemente imperfecto, desborda el vino de la vida y redime hasta aquella sentencia sabia del poeta catamarqueño Luís Franco, cuando decía que “el vino es para todos, menos para los borrachos”. Yo los veo sentados a estos poetas en una mesa tosca de taberna, de jarras terrenales, haciendo un lugar al poeta Háfiz, a Tejada Gómez, mientras Baco con un tonelete de servidor canta un himno de embriagada danza.
Las Rubaiyat, esas estancias formadas por cuatro versos, en donde las dos primeras líneas riman con la cuarta, dejando la tercera libre, seguirán llenando los vasos de la eternidad en una preocupación tributaria y única, esta es la de la celebración del alma.

Aníbal Albornoz Ávila, poeta, dramaturgo y crítico literario residente en la provincia de Santa Cruz, casado con la cantante catamarqueña Sandra Warmy Sosa de cuyo matrimonio nacieron Facundo Nahuel y Lautaro Iván, ambos catamarqueños. Reside en 28 de Noviembre, departamento Güer Aike, provincia de Santa Cruz “desde la infancia" de la localidad
Estudios de teoría y composición literaria, con el maestro JUAN BAUTISTA ZALAZAR, poeta, ensayista, 1980, 1982,1983, Catamarca.
Taller de Lengua, con el profesor FEDERICO PAIS,(Miembro de Número de la Academia argentina de Letra 1982, Catamarca.
Estudios de Dramaturgia, Dirección y Puesta en escena con el maestro MIGUEL IRIARTE, (actor, director y dramaturgo), 2003, Córdoba, (Beca Instituto Nacional del Teatro).
Es autor de los libros Aguacero del Triste, Pájaros con Ojos de Vidala (poesía), Aguas de Lavar Almas, El Maridaje de Ivanikha Gorkí(inédito), El Carpintero de Hiroshima (inédito),Las Amanecidas del Fiordo Caupolicán y Óleo de una flor torrentosa (teatro.inédito), Las Probanzas de los sueños rústicos (Relatos de mitos de los Valles Calchaquí)-inédito-, y del Cantoral calchaquí sobre lo divino y lo humano.(cantata).
Ha dirigido el elenco estable de la UART- (Unidad Académica Río Turbio) de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, como dramaturgo, puestista y director.
Ha creado, con letras de su autoría, canciones con músicos de este país como Raúl Carnota, Eduardo Guajardo, Ramón Navarro (h), Rubén Cruz, Mario Díaz, Marcelo Gaibizo y otros músicos del cancionero nacional.
Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías poéticas, tales como la antología latinoamericana Esta canto es América; Antología de poetas argentinos (Edición de la Biblioteca Nacional) y otras antologías provinciales.
Las canciones de su autoría han sido grabadas por Juan Iñaki, Eduardo Guajardo, Laura Albarracín, Sylvia Zabzuck, Grupo vocal Aguablanca, y otros intérpretes argentinos.
Entre algunos de los premios recibidos en su trayectoria artística se encuentran:

· Premio Certamen Literario Unca (Universidad Nacional de Catamarca), Editorial Universitaria (cuento-poesía), 1986.
· Distinción de radio municipal a escritores destacados Los Suplicantes (Frecuencia Modulada Municipal), 1991, Catamarca.
· Premio concurso literario (poesía) aniversario diario El Ancasti, 1993, Catamarca.
· Premio concurso literario (narrativa) aniversario diario El Ancasti, 1993.
· Mención Especial “Los Personajes del Año”, 1994, Catamarca.
· Premio Fundación Banco Cooperativo de Caseros (cuento), 1995, Buenos Aires.
· Mención Especial BARADERO 2001 (poesía), Buenos Aires.
· Mención de Honor Concurso CFI (Consejo Federal de Inversiones), 2001 (cuento breve), Buenos Aires.
· Finalista provincial Canción Inédita Pre-Cosquín 2001, Catamarca.
· Premio Municipal de Literatura 2000 (teatro), Catamarca.
· 2do. Premio Regional (Región NOA) Convocatoria Cultura de La Nación, (teatro), Buenos Aires, 2000.
· Premio de Canción Inédita en el II Encuentro de Músicos Populares “Desde Nosotros” (Zamba del Ucumar” con el compositor R. Navarro (h)-“Zamba para don Clero” con el compositor Eduardo Sosa) Unquillo, Córdoba, 2003.
· Mención Premio Gustavo “Cuchi” Leguizamón (Fondo Nacional de las Artes) “Zamba del Ucumar”, Buenos Aires, 2004.
· Mención Premio Gustavo “Cuchi” Leguizamón (Fondo Nacional de las Artes) “Vidala, Madre del Agua”, Buenos Aires, 2004.
· 2do. Premio Certamen Regional “Bernardo Canal Feijoó” (auspicios del Instituto Nacional del Teatro) con la obra teatral “El Maridaje de Ivanikha Gorki”. Tucumán, 2004.
· Premio Certamen R. “Bernardo Canal Feijoo” (con auspicio del Instituto Nacional del Teatro) con la obra teatral “Las Amanecidas del Fiordo Caupolicán”, Tucumán, 2005.
· 1er. Premio de “2ª Concurso de poesía Ilustrada 2005-Río Turbio rescatando la memoria”, Río Turbio, pcia. de Santa Cruz.
· 1er. Y 3er. Premio provincial de poesía “Derribando Muros”, Río Turbio, Santa Cruz, 2006
· 1er. Premio “2do. Concurso de poesía ilustrada 2006-Río Turbio, rescatando la memoria”, Río turbio, pcia. de Santa Cruz.
· 2do y 3er. Premio “3er. Concurso de poesía lustrada 2007-Río Turbio, Rescatando la memoria”, Santa Cruz.
· Premio en video con el tema de su autoría El gato del ovillo, del disco De coplas al viento, Buenos Aires, 2007.

Ha publicado como crítico literario en la revista El ojo en la tinta y el diario La Opinión Austral los siguientes artículos:
§ “ Los mortales confesos” sobre el texto Borges-Bioy de Rodolfo Braceli, Edit. Sudamericana, págs. 243.
§ “Plata convertida en oro”, sobre el texto Plata Quemada de Ricardo Piglia, edit. Planeta.
§ “Roberto Arlt, una batalla” sobre el texto Roberto Arlt, el torturado de Raúl Larra, con prólogo de Jorge laforgue, edit. Ameghino, págs. 189.
§ “Poemas con abrazos” sobre el texto El círculo de fuego de Claudio Sesín, págs. 68.
§ “Un pensamiento triste que se baila”, sobre el texto Cuentos con tangos de Pedro Orgambide, edit. Ameghino, págs. 189.
§ “Informe de la obsesión”, sobre el texto Informe sobre ciegos de Ernesto Sábato, Centro editor de América latina, págs. 132.
§ “Permanencia de almas y caminos”, sobre el texto Fragmentos de mi diario de Máximo Gorki, Planeta, págs. 277.

Onetti, el orfebre”, sobre el libro Cuando entonces de Juan Carlos Onetti, edit. Sudamericana, págs. 93.
“El vino es una música íntima” sobre el libro Rubaiyat de Omar-al-Khayyam, edit. Osvaldo R. Sánchez Teruelo, págs. 183.
“Cartas terrestres”, sobre el libro Los oficios terrestres de Rodolfo Walsh, edit. Ediciones De la flor, págs. 99.
“Un camino infinito”, sobre el libro Voces, edit. Hachette, págs. 102.
“Aparcería de guitarra y vida”, sobre el libro Ridiculum vital de Juan Falú, Edit. Colección letra y voz Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, págs. 180.
“El Tahuantisuyo de la raza inagotable”, sobre el libro Las sendas del Llastay de Joselín Cerda Rodríguez, edit. Alción Editora, págs. 117.
“El alma del paisaje”, sobre el libro Diccionario de árboles y yuyos en el folklore argentino de Carlos Villafuerte, Editorial Plus Ultra, págs. 184.
“Pensamientos de pájaros”, sobre el libro Historia de pájaros de Javier Villafañe, Edit. Emecé, págs. 127.
“Conversaciones con el fuego” sobre el libro Fuegos en el suelo S. Yemot, ediciones Amaru.
“Ceniza póstuma” sobre el libro Piedrapalabra de Julio J. Leite, edit. El rey tuerto, págs. 89.
“Calendario de Devoción”, sobre el libro fiestas y celebraciones de la República Argentina de Félix Coluccio, edit. Plus Ultra.
“el mundo más visible” sobre el libro Garabombo, El invisible de Manuel Scorza, edit. Plaza & Janés, pags. 250.
“Poemas para usar”, sobre el libro Allpacuna de Pacho Urquiza, edit. Círculo obrero editor.
“De escénicas y partidas” sobre el libro De escénicas y partidas de Alejandro Finzi, Inteatro editorial, págs. 138.
“Una herida eterna”, sobre el libro Poesía de Miguel Hernández, Editores mexicanos unidos S.A., págs. 175.
“Ceremonial de la amistad”, sobre el libro Los referentes (una historia de amistad) de Hamlet Lima Quintana, edit. Torres Agüero editor, págs. 162.
“Un lugar propio en el sol”, sobre el libro La colonización cultural de la América indígena de Adolfo Colombres, Ediciones del sol, págs. 252.
“Noticias para los sueños de algunos hombres”, sobre el libro Ardiente paciencia de Antonio Skármeta, edit. Sudamericana (Plaza & Janés), págs. 154.
“Artesana de luz”, sobre el libro De adioses y distancias de María Elena Barrionuevo, Editorial universitaria de Catamarca, págs. 64.
“Corazón memorioso”, sobre el libro Concierto de amor para piano y armónica de César. A. Vera Ance, Edit. Sarquis, págs. 173.
“El canto y la poesía de La rioja o la memoria de la flor del aire”, sobre el libro El libro de la cantata riojana de Héctor David Gatica, Ediciones independientes, págs. 167
“Mujeres que lloran a carcajadas”, sobre el libro Para quien se atreva a lanzar la primera piedra de Dinko Pavlov, Mosquito comunicaciones, Impreso en Chile/ printed in Chile.
“Cantos de cielo perdurable”, sobre el libro Canciones populares de La Rioja de Pablo H. Pugliese-Alfredo Romero, Agencia periodística CID, Diario del viajero, págs. 87.
“Por orden de aparición”, sobre el libro América viva-Compilación de Iosu Perales, Editorial Revolución S.A.F., págs. 121.
“El cronista de las leguas”, sobre el libro Memoria de los Llanos (poesía), edición 12-Los fundadores del olvido de Héctor D. Gatica, págs. 265.
“El heraldo célico”, sobre el libro El señorío célico de la América criollo de Migó A. Garriga, págs. 50.
“Territorios del cielo”, sobre el libro todo el cielo de Domingo Bordón, págs. 25.
“La sagrada temporalidad”, sobre el libro el hombre que esta solo y espera de Raúl Scalabrini Ortiz, Editorial Plus ultra, págs. 157.
“Los trabajos y los días”, sobre el libro Revisión de los griegos de Luís Franco, Editorial Americalee (biblioteca de cultura social), págs. 149.
“El sentido de los cuerpos”, sobre el libro alas de isla de Mairym Cruz-Bernall, editorial Oveja Negra, págs. 131.
“Informe de la obsesión”, sobre el libro Informe sobre ciego de Ernesto Sábato, Centro editor de América latina, págs. 132.
“Conjetural”, sobre el libro La trama final de Luís Fermando, Iriarte ediciones.
“¡A escena”, sobre el libro El entrenamiento del instrumento actoral-El teatro como filosofía práctica de Alberto Rúbeinsten y Gustavo Manzanal, Instituto Nacional del Teatro.
“Arcilla continental”, sobre el libro manual de la cerámica indígena de Antonio Serrano, Ediciones Assandri, págs. 200.
“Épica de luchadores”, sobre el libro El paso del diablo de Pavel Oyarzún Díaz, Lom ediciones, págs. 109.
“Permanencia de almas y caminos”, sobre el libro Fragmentos de mi diario de Máximo Gorki, Editorial Planeta, págs, 277.
“Pronunciamiento del corazón”, sobre el libro Cartas a Nenette de Atahualpa Yupanqui (compilado por Víctor Pintos), Edit. Sudamericana, págs. 331.
“Memorial de un sentidor”, sobre el libro Memoria terrestre de Jorge Calvetti –antología general- Torres Agüero Editor, págs. 139.
“Epitafio de la alegría”, sobre el libro Poemas & antipoemas de Nicanor Parra, Editorial universitaria, colección premios nacionales, págs. 108.
“Lenguaje del alumbramiento”, sobre el libro La luz en el teatro (Manual de iluminación) colección pedagógica teatral de Eli Sirlin, Inteatro editorial, págs. 353.
“El fulgor del recuerdo”, sobre el libro In memoriam (poesía) de Pavel Oyarzún.
“Un camino infinito”, sobre el libro Voces de Antonio Porchia, edit. Hachette.
“juglaría de las distancias”, sobre el libro Bajo estado de sangre de Armando Tejada Gómez, Torres Agüero editor, págs. 108.
“Un idioma dentro del idioma”, sobre el libro Dios era olvido de Armando Tejada Gómez, Edit. Albia literaria (Premio Villa de Bilbao), págs. 210.
“Escenas cotidianas”, sobre el libro Teatro - Crónica de un secuestro- El invitado- Equinoccio de Mario Diament, edit. Fraterna, págs. 185.
“El peligroso valor de la conciencia”, sobre el libro La muerte de un viajante de Arthur Millar, compañía Gral. Fabril editora, Pp. 141-233.
“Las voces del silencio”, sobre el libro Catamarca, del atrio al veredón (Las marchas del silencio en Catamarca) de Elsa del Carmen Ponce, Universitario libro-Jorge Sarmiento editor, págs. 169.
“Un espejo que no se empaña”, sobre el libro llamadas telefónicas de Roberto Bolaños, Editorial Anagrama, Barcelona, págs. 175.
“Códice del canto vital”, sobre el libro A solas con el “Cuchi” Leguizamón de Humberto Echurre, págs. 163.
“Pueblos de ausencia”, sobre el libro El hombre que llegó a un pueblo de Héctor Tizón, Edit. Alfaguara, págs. 133.
“Acopio de memorias”, sobre el libro Asi es mi tierra de Suna Rocha, Ameghino editora, págs. 175.
“Diario de un mundo”, sobre el libro Narrar después de Tununa Mercado, Beatriz Viterbo editora, Biblioteca el escribiente, págs. 254.

domingo, 22 de agosto de 2010

Cambarieri Marylena




I
Aquel hombre
es un demoledor
de la sombra del silencio.
Tiene el costado oscuro
disimulado por el ángel.

II
Escribo y rezo la escritura
desde la rasgadura de la nostalgia.
La mirada huye de mi refugio
y busca la protección
de la noche del árbol.
Intuye su última metáfora
el descalabro de la imagen
el suicidio de la palabra.
Plena de furia
tierra mujer la protege de sus hijos.
La única lágrima
devora la ausencia
confiesa la herida.
Rezo un Dios
que me libere del espanto.
Rezo un Dios.
Rezo un Dios
que me sueña.
Rezo un Dios
que sueña que lo rezo.
Rezo un Dios
que sueña que lo rezo y me sueña.
Dejo de soñar en el sueño de un Dios.
Dejo de rezar
un Dios que me sueña.
Dejo de soñar un Dios que reza.
Dejo de rezar.
Dejo un Dios.
Entierro mi corazón.
Con una cruz
disimulo su latido
mientras la tarde
se desmaya sobre la montaña.

IV
La noche
vomita el dolor del mar
sobre tu cuerpo.
Ebria de cómplices
se tira encima de tu ausencia.
Una mujer
baila vacía de vos.
Ángeles sin alas
desenfrenados
te dibujan una esperanza.
El sábado agoniza
anclado a tu sed.
La luna se abre de piernas
para parir un domingo más.
La fiesta
es un embrión de tu coraza.

VI
A medias viva.
Muerta a medias.
Vestida de verdades
sobre mi piel sin ropas.
Desnuda de mentiras
sobre mis huesos sin piel.
Sobre mis huesos.
Sin piel.
Sobre mi piel.
Sin huesos.
Sin mis huesos.
Sin mi piel de huesos.
Sin mí.
Sin mis huesos de piel.
De piel y huesos.
De piel.
Muerta de piel.
De pie.
Muerta y de pie.

XXXII
Nena, tocá el piano.
Entre arpegios y melodías
pasa la vida por tu ventana
y el sol es de los demás, Nena.
Nena, tocá el piano.
Vos sí que sos inteligente y podés ser concertista.
Nena, obediente y responsable
machaca sobre las teclas
“Nunca tuvo novia pobrecita”
y le sale muy bien.



Marylena Cambarieri
Nace un 25 de septiembre de 1964 en Viedma, Río Negro. Es profesora de letras y editó “Fragmentos del ángel”. Editorial Camarote. Viedma (Río Negro) 2.006- A ese libro pertenecen los poemas

miércoles, 18 de agosto de 2010

Cali Antonio





De "Poesía en sepia"

Hoy, me parece importante el árbol de enfrente
saliendo de la tierra tierna del mundo,
mientras sus raíces siguen enquistadas
como un ancla buscando también su agua.
Hoy, creo que ese árbol de enfrente tiene la bondad del pan.
A través de la ventana no puedo explicarme tanto misterio.
Por eso resisto, agarrado, a este pocillo de café.


Esta tarde se alargan los sonidos.
Parece escucharse la voz del suicida que murió de dolor.
Se encendieron los faroles en la calle, y los peces
resbalaron hasta el fondo del agua.

Hay un desierto reconocido por la arena,
un cielo paciente, guardando agua,
una carta sin terminar en cada mesa,
un mar sin olas donde van a morir todos los peces,
un jardín escondido, donde no llega el otoño.

De "La hélice rota"

7
caiga, lluvia,
artillería de campanas.
Descargue sus municiones
Sobre aquel hombre.
Perfore la tierra, anclada
a los pies del mundo.
Moje el dolor central.
Lave la tristeza que arrastro, animal.
Caiga, lluvia,
Dueña de las nubes, pan de las semillas.
Caiga, lluvia, caiga.
Caiga
Para que pueda volver.

17
Clavo todos los besos
en mi paladar abandonado
como el final de un número.
Mi boca
se inundó de tu cuerpo,
estatua en desarrollo.
Sonido que cubre
la cicatriz del fuego.

De "Geografía del silencio"

I

El silencio es lo más parecido a un tren solitario.
Es un tren solitario cargado de memoria
El silencio es lo más cercano al ojo del viento.
Es el viento llegando a los rincones.
El silencio es lo más idéntico
Al suspiro de un melancólico.
Es un suspiro enrejado.
El silencio es una puerta que se abre
Y no hay alguien esperando.
Es una puerta abierta hacia nadie.
El silencio es como un grito que condena.
Es un grito y una condena.
El silencio es el verde sin pájaros.
Es un verde solitariamente solo.

El silencio es un tren, es el viento,
es un suspiro, es una puerta abierta,
es un grito
y es un verde
condenadamente solo,
Cuando todo deja de girar y juntamos los cuerpos.

XVI

¿ Qué es un pájaro ?.
Es la libertad en su forma mínima,
la flecha del cielo,
el interrogante en la caída,
la ceguera del sol.



Antonio "El tano" Cali nace en agosto de 1957, en Capital Federal.
Estudiante de Teatro en TEATRO ESCUELA, (Capital Federal),ANTONIO CALÌ – participando en programas de TV en ATC.
Corrector Literario de la REVISTA P – 42, declarada de Interés Provincial por el Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Puerto Madryn.
Corrector Literario del Suplemento Infantil CHUBUTÍN del Diario EL CHUBUT.
Corrector Literario de la Revista DARSE VUELTA.
Director / Locutor del Programa Radial Cultural ALTA MAREA – FM 94.5 MHz RADIO NUEVO SUR
Director / Locutor del Programa Radial Cultural DOS EN LA NOCHE – FM 100.1 MHz RADIO MADRYN
Dos veces Miembro del Jurado en el Género Literatura en las OLIMPÍADAS DE LA TERCERA EDAD.
Escritor, poeta, contando con 3 libros editados localmente y otros más sin editar. Actualmente en la escritura de otros 2 y en la traducción de trabajos propios al Italiano e Inglés por él mismo.
En 1.993, Mención de Honor en “EDICIONES DE LA PIEDRA MOVEDIZA” 1º CONCURSO NACIONAL DE POESÍA, TANDIL, 1.992.
En 2.000, el 1º Premio en el 2º CONCURSO NACIONAL DE CUENTO, ENSAYO Y POESÍA “NUEVO CUYO”, en el género POESÍA.
En 2.007, MENCIÓN DE HONOR en el Concurso PREMIO BOULEVARD LITERARIO 2.006 “CUENTOS DEL SUR”.
Meses más tarde, el 2º Premio en el IV CONCURSO NACIONAL DE CUENTO BREVE Y POESÍA R.E.I.A. (Reunión de Escritores Independientes de Avellaneda) en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, en el género POESÍA.
Finalista en el Certamen Literario Internacional JUEGOS FLORALES DE MEDELLÍN, AÑO 2.008, en el género POESÍA.
Miembro activo del CORO CANTICUM, dependiente de la Universidad Tecnológica Nacional de la Ciudad de Puerto Madryn, desde el año 1.998 en la cuerda de BAJOS e ídem en la AGRUPACIÓN CORAL ELVED WILLIAMS hasta el año 2.008. Asimismo, durante esta actividad, se desarrolló como solista durante 5 años interpretando canciones en Inglés, Alemán, Italiano y Latín.
TRABAJOS PUBLICADOS EN VERSO:
LA NARANJA EN LA VEREDA (Antología de los Talleres Spencer, 1.993), ESA OTRA ALTURA (Cuadernillo, 1.993), TINTARRACHO (Antología de los Talleres Spencer, 1.999), LA HÉLICE ROTA (2.000), GEOGRAFÍA ORIGINAL (2.002) y POESÍA EN SEPIA (2.004).

TRABAJOS SIN PUBLICAR:
SOL DE INVIERNO (prosa), RAVELLO (prosa), DONDE VAN A DOMIR LOS TRENES – o poemas de cuando estoy solo – (verso), CUADERNO SIETE (verso), EL LIBRO DE LA LLUVIA (verso), POESÍA DE NOCHE (verso), CARTAS PARA ÁGATA (prosa), POESÍA DE NOCHE (verso) y EL LIBRO DE AGNESE (verso), éste último enteramente dedicado a su hija Valentina Agnese Calì Teodoroff, nacida en Febrero del año 2.007.

lunes, 5 de julio de 2010

Bidabehere Armando




La vuelta al mundo en quince horas

Se trató de un viaje, mi primer periplo a Comodoro y por tierra. Había cumplido los nueve años y aquella “picada” con pretensiones ruteras estimulaba la intriga por saber. ¿Qué había al otro lado? Su trazado de víbora al acecho convocaba destinos misteriosos y fantasías alimentadas en la matinée del Cine Español. Una de piratas con pata ‘e palo solazando mi imaginación. La aguja fue dibujando un diagrama de subes y bajas que desmentía la tediosa línea recta del camino. Como dos escoltas, a la izquierda, pero fuera de nuestra vista, se deslizaban las aguas del río Deseado provenientes de sus nacientes en la zona de Perito Moreno. Mientras que por la margen derecha se extendía la línea férrea que unía Puerto Deseado con Colonia Las Heras. Las estaciones, “El 20”, “El 40”, eran mojones de piedra cuya semántica atravesaba nuestras vidas. Números que traen otros números. Y una voz cascada que “canta las cuarenta” inundando el living de casa con el humo de su toscano, es el tío Francisco, minero y asturiano, el abuelo que no tuve, haciendo capote. Tute cabrero, y ese lenguaje preñado de giros que se apodera de nuestra cotidianeidad, ir a más, ir a menos, las diez de últimas. Aquel viaje tuvo la misma excitación reflejada en los semblantes, estuvimos en las diez de últimas y nos rescató como en el juego la prudencia y la fortuna. Fueron quince horas de travesía donde se mezclaron sensaciones, tensión, aburrimiento, desconcierto y una avidez ante lo nuevo, lo desconocido.
La aventura comenzó a bordo de un Chevrolet ’53 timoneado por don Pedro Jenkins, un estanciero del otro lado del río, ungido con la prosapia de los fundadores del pueblo, que se ofreció a llevar a mis padres hasta la urbe del petróleo. Pintoresco personaje, recuerdo una vez que paseando no se como ni porque, en aquel automóvil, se le ocurrió un chiste que repitió varias veces, fue al ingresar al puerto, frenó al borde del muelle, una chanza insólita donde el chirrido de las gomas no alcanzaba a tapar el rechinar de nuestros dientes ante el temor de vernos catapultados al abismo marino. Con los años fue protagonista de un naufragio en el cual salvó milagrosamente su vida aferrándose a una roca. En la fatal excursión pesquera la lancha que los transportaba zozobró y perdió la vida un insigne medico local, el Dr. Fernández. Contra todos los vaticinios, nuestro hombre que arrastraba una renguera hizo enmudecer a la vecindad con su buena estrella. Político de cuño intransigente, el partido acaudillado por Frondizi vivía la gloria de un gobierno que había puesto el acento en sacar los recursos que yacían bajo tierra. A esos fines la estación portuaria estaba atiborrada de tubos de acero, numerosas casas rodantes americanas y el idioma de los cowboys rasgando el aire, como en las películas.-
Aquella nave, mitad blanca, mitad rosa viejo y relucientes tasas niqueladas, tenía el confort de todo lo ingresado al sur del paralelo ’42, la panacea por entonces de los bienes importados. Alguna vez mi padre habló de comprarse un auto pero su sueldo escuálido se lo impidió. Como tendero, sumergido entre rollos de sedas y gabardinas, gozaba las histerias del público femenino que claudicaba ante sus sugerencias de pícaro vendedor. La indumentaria en las mujeres, la más de las veces, era obra de hacendosas modistas. Tarea que también mas tarde encaró mi madre cuando la viudez la sorprendió viéndonos crecer. Por esos días estaba abocada a sus tareas como ama de casa, entretenida en lidiar con nosotros tres. Sí, tres hijos varones empeñados en todo tipo de pillerías domesticas. Sobre mí caían todas las expectativas, pues era el mayor, debía abrir la huella sin libreto previo. La misión tiene ventajas y desventajas. Entre las primeras estuvo aquel viaje iniciático. Allá vamos. Cuando el día empezó a clarear partimos rumbo a Jaramillo, nuestra primera parada. Por el camino de ripio íbamos dejando una estela de polvo y el ruido tenia los acordes que trasmitían, cual orquesta sincopada, diferencial y pistones. De vez en cuando nos sobresaltábamos, como jineteando un pingo desbocado, ante el serrucho que deformaba la huella. En un momento pareció que en el horizonte se dibujaban pequeñas formas que hacían presumir la cercanía del poblado, es cuando el vehiculo comenzó a fallar hasta pararse definitivamente. Nos ganó el nerviosismo, ¿qué hacer? Ahora debemos jugar nuestras cartas y como sugiere el tute nos pescan en un renuncio. El conductor con sus dificultades al andar tenía pocas chances de sortear el desafío y mi padre acusaba quebrantos en su salud, los mismos que quizás habían aconsejado aquel viaje buscando mitigar el sufrimiento. Vivíamos los últimos días de la primavera del ´59 y por esos tiempos el transito era intermitente. Solo habíamos visto pasar, cual cigarro plateado montado en los rieles, al cochemotor rumbo a Deseado. Teníamos la garganta seca y la aridez, dueña y señora, nos rodeaba por todos los flancos. Parecía difícil sobrevivir entre coirones y matas enrollándose en el viento. A unos cientos de metros del villorrio, el cementerio de los obreros fusilados en el ’21, las huestes de José Font, Facon Grande espera aun justicia. La soledad de la meseta me hacia sentir como perdido en el desierto y ese tenaz viento achaparrando todo lo que pretendía mantenerse erguido. A esa altura, a unos cuantos kilómetros, está el bosque petrificado un verdadero monumento fósil con grandes coníferas que poblaron el jurásico. Por esos años circuló un rumor con mucho de veraz, algunos de aquellos vaqueros del oeste, durante la fiebre del petróleo, entre perforación y perforación, depredaron el lugar alzándose con un importante cargamento de fósiles que embarcaron rumbo al país del norte.
Ni un ánima a la vista, entonces resignados los hombres de abordo comenzaron a caminar en busca de auxilio hasta dar con un alma generosa que concurrió en nuestra ayuda. Con bombos y platillos arribamos al caserío cerca del mediodía. Hora de almorzar, ingresamos en una fonda de chapa y madera, techo rojo y paredes amarillas, colores hispánicos como su dueño. La comida no evadió los lugares comunes: sopa, puchero de oveja y a los postres, queso y dulce, un clásico en tiempo y lugar. Reanudamos la marcha, a unos kilómetros Fitz Roy centro de una cruz caminera que vincula el norte de la provincia y luego Pico Truncado, El 200, donde aparcamos en las primeras horas de la tarde. El lugar era inhóspito y el verde brillaba por su ausencia salvo los consabidos tamariscos que bordeaban los patios de las casas, cortinas propicias para frenar el viento y resguardar las huertas. Ese mismo paisaje me trae el recuerdo del fatigado viaje atravesando el oeste americano, relatado por John Steimbeck en Viñas de ira. Ingresamos a algunos negocios, no guardo recuerdos de esa estancia salvo que después de una hora emprendimos el camino hacia Caleta Olivia, bautizada con el nombre de algún barco guarecido en sus apacibles costas. La inmensidad, con su estéril desnudez, agredía, y me hacia pensar ¿quien nos salvará si nuevamente la maquina se planta? Pero la suerte que es grela, como en el tango, nos dio la espalda. A poco andar nuevamente los fierros dijeron basta. Ahora a esperar que alguien pase. La pausa fue larga y recién cuando el sol comenzaba a esconderse concluyó la reparación que realizó un mecánico sensible con nuestra desgracia. Pensaba, tanto tiempo ahí sentado, sin poder hacer nada, realmente, hoy a la distancia, debo concluir que era un chico bueno. Pasado ese forzado recreo arrancamos para cubrir el tramo hasta Caleta, antes atravesamos un campamento petrolífero, Cañadon Seco. Llegamos ya en noche cerrada, justo para la cena, y fuimos a otra fonda, la de Pepechón Fernández, famosa por su sopa de gallina y verduras, plato obligado en la mesa de esos tiempos, tributo a una tradición que atesoraban los inmigrantes españoles. Todo un ritual que se trasmitía de generación en generación y que mi abuela cultivaba con unción. “Si queres crecer debes tomar toda la sopa”, una máxima que repetían todos los padres para tortura de los pequeños, bueno la mayoría, a mi ese líquido burbujeante, con sus colores amarillo ocre, me insufló energía en duros inviernos. Degustamos ese manjar y partimos, el camino que nos aguardaba parecía el ascenso a una torre babilónica, lleno de curvas y contra curvas. Sobresalía Punta peligro, codo emblemático donde se habían desbarrancado muchos osados, cada curva encerraba sus trampas y se había cargado alguna muerte. La oscuridad era total, solo penetrada por los faros delanteros que como dos torpedos se abrían paso. De pronto en el fondo de esa pantalla negra comenzó a crecer un resplandor que se fue agrandado a medida que nos aproximábamos. La intriga se develó pronto, se trataba de Comodoro Rivadavia, la ciudad luz. La generosidad lumínica era ostensible y contrastaba con la raquítica dosis derramada en mi pueblo. La visión deslumbraba a los visitantes. Otro mundo. Estábamos en la meta, la extensión del tiempo transcurrido, quince largas horas, se daba de bruces con la distancia que habíamos cubierto, poco más de trescientos kilómetros, pero la recompensa valía la pena, respiraba otro aire, habíamos arribado a esa pequeña Babilonia, sin los jardines colgantes, pero con cientos de farolitos ornamentando el paraíso del oro negro.-

Oscar Armando Bidabehere. Puerto Deseado(1950)


Oscar Armando Bidabehere, Puerto Deseado (1950), Santa Cruz, ha sido publicado en la Antología 2009 “El decir Textual” de Editorial de los Cuatro vientos, Tercer premio en categoría cuento con el titulo “Vuelo Crepuscular”. En 2005 resultó premiado en el concurso organizado por la Asociación residentes deseadenses de Capital Federal con el cuento “De cómo la Derecha devino en izquierda”, por un jurado presidido por la escritora Sylvia Iparraguirre. Sus relatos han sido publicados por Revista cultural Almiar – (España)-, “La vida en tres días” y en Editorial Ayesha .Aparece en los Cuadernos Culturales de la Patagonia: “Cada quince de julio…” y otros, en la Antología de poemas, cuentos y relatos breves de Ediciones El orden con “Lagrimas de Sal” y frecuentemente en el periódico El Orden, decano de la prensa santacruceña: últimamente, “Hombres de Hierro” en el centenario del ferrocarril año 2009. En la actualidad reside en la ciudad de Olavarria.-
Sus escritores preferidos: David Viñas, Gabriel García Márquez y Juan Carlos Onetti en prosa y Roberto Juarroz, Juan Gelman y Raúl González Tuñon en poesía.-

jueves, 10 de junio de 2010

Acuña Daniel
















Los Pasajeros Olvidados



En el silencio busco
el cañaveral de tu pecho
Cansados vagones de espera, caen
Y los pueblos de siempre, suceden.

Frente a tus ojos, un tren mortecino
De hormigas incansables
volviendo a sus puestos
Burlan el sueño eterno.

Los espejos se hacen trizas, todos.
No hay muertos que se lamenten
tampoco reflejos, ni hiedras, ni encuentros,
sufriendo miradas, callados ojos de fuego.
Hay una batalla de cadenas
Entre tu cuerpo y el mío
En la taza vacía de lágrimas
En los pelos caídos de la almohada
Hay una batalla…
Con cortinas, ahogando rigurosamente
Tu cuerpo enmohecido.

Las paredes de tu cuarto
Son un tren deshabitado
La gente escupe en ellas,
el agua se congela, la nieve se derrite,
Mientras persigo tu rostro
no quiero olvidarlo
Como se olvidan los años.

El polvo de tu risa envejece
En mi recuerdo furtivo
Como un viejo árbol relegado
Haciéndome miserable y sombrío.

Solo una alusión viva
Galopa con tu figura, con tu pañuelo,
es un perfume de pasiones vagas
cuerpos desnudos y cansados,
El humo del tabaco bostezando
Corre en tus poros, la brisa
rozando tus pechos blandos.


Así son los encuentros exiliados
Frágiles como la memoria,
(Luego el tren abandonado)
El café sin azúcar
Los discos rayados
Un inodoro cegado gotea incesante
Vacuos recuerdos desecados

Un día más, postergado y débil,
machacando tu cuerpo
Brasas de la piel.
Y las paredes ciegas nos cubren,
todas manchadas y rotas
También escupimos en ellas
Mientas nos buscamos
Apartamos la saliva
entre la ternura y el engaño
Nos devora el otoño
Gotas de sangre marchitadas
Mojan el campanario.


Los Caídos


Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
Jorge Guillén.


La noche de héroes
Cae rendida, curiosa
Con su cuerpo oscuro
En la batalla milenaria…
De los años.
Cuando el aire guerrero
Descansa en su lecho,
Entre finos parpados
De olvidados calendarios.
Un manto de piedra y polvo,
Cubre la frescura de la sangre.
La noche en tu noche,
Es el dolor de la herida
Caen, los suspiros…
De rosas negras,
Impregnando el alba
Y los ríos, de carne ardiente y gritos
Pincelazos heridos desgarran
Las venas del tiempo.
Entre la tierra que muere
y el chapoteo
de los últimos peces,
Veo tu cuerpo
Hostigado,
Sufrido
Abrazando el tiempo.
Allí descansa, en tu boca
Dibujando latidos,
ese beso dulce, sobreviviente…
Que esperan los caídos.

Los pueblos en Ellas

Bajo una radiante brisa de enero, ya en el crepúsculo del anochecer, estaban Ellas, con todo el dolor que pudieran consentir en sus almas fatigadas de tanto sufrimiento…. Sentadas en un sillón de lágrimas; bebiendo la embriaguez de sus labios, marcando un sendero salado que se parecía al mar… y a la eternidad. Sus nombres -si mal no recuerdo- (pero como borrar de la memoria la tristeza y la soledad que luchan por brotar y lo seguimos reprimiendo a fuerza de anti-de-pre-sivos y analgésicos), fueron (siempre ellas) censuradas con el paso de los años en los pasillos de las oficinas, sedes de la conformidad efímera y los catorce días de vacaciones proporcionales a una presencia obligada y controlada con números tan insustanciales y a la vez importantes (ahora no en ellas, sino en otros) de intereses diligénciales. ¿Cuánto más soportaran? Quién diría!, Ellas… en esas oficinas tan ciegas e insensibles, cubrien-do-se aquel ojo de ciclope, proxeneta de la mirada y de luna mística… fiel primitivo ávido de tantas luces mágicas, que se fueron apagando, cubiertas por el follaje de grandes edificios con sus pirámides posicionales y la lucha de eficacia calificada en útil y no-útil; frutos de un árbol muerto, no quieren dejarse caer, se pudren en conversaciones matutinas y caídas de bolsas… y ellas ahí, como tantos otros…y la penumbra.




Mi nombre es Daniel Acuña, soy nacido en la ciudad de Rio Grande, Tierra del fuego, el 13 de Agosto de 1985. Cuando terminé el secundario me fui a vivir a Buenos Aires y fue ahí donde pude encontrarme a mi mismo a través de la Literatura y el Jazz. En cuanto a preferencias literarias me gusta mucho Henry Miller, Dostoievski, M. Yourcenar, Poe, Cortázar, Borges, Tolstoi, F. García Lorca, entre muchos otros.

jueves, 27 de mayo de 2010

Vallone Priscila





(tengo llanto )

Mirá como tiene un agujerito. Se lo mira también y lo redondea por el borde con el filo de la yema del dedo. Se le ve como muy pan de leche pero azul de tanto lloverse poquito a poquito en la mañana del sábado. En la esquina medio diente ensimismado al pulmón izquierdo que está prendido de una puntita al cuerpo dice qué. Evócale de tu boca el hilo vivo del nada no-todo-es lo que se toca. Toca lama si está herido. Tanto hablar del mal dormir abre el apetito de una cabra a punto de parir la digestión de sus ovarios melancólicos de tanto indebido uso ocular. Se queja de que su parcela no esté en condiciones, que no, que no que qué. Como tener una semilla para plantar tierra, un par de jaulitas para el alma, un agujerito para vaciarse completo cuando todo es malo y todo es nada, cuando se drena por-el-hombro de la imagen casi parcial casi caligramicamente encendida del rabo a la nariz un pseudo fuego con barriga de canto sordo unísino que se lla ma la lá la lá la, lá gri ma. Le da asco que asoma por la lengua desde la garganta. Su ventana mira como con ojos de fenómeno, y él se responde por la mente; Es como tener un agujerito para vaciarme completo, por el que deshago cada papeleo facturado del compra y venta de angustias (no)anónimas.
Au tén ti ca fa la cia.
Deja el exhalo acariciando torpemente, poquito a poquito, el abismo atemporal de la mañana del sábado;
El agua hasta entre la uña y el dedo,
la penumbra en la palma de la mano.

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(W)

Que tu boca, la carbonilla, que por bien no colmara el vuelo, la llama. Que tu boca si no dijera que por trazo de ola, el bostezo en la arena sobre el arco derecho remara el sentido de la aparente larva, Cúpula reacia, Ruido de nuez. Parir; que por tu boca si no adormeciera el eco del solsticio, que anestesia inunda la célula el simio el sésamo la sílaba y la carnada al fondo de la cueva. Hilo por boca que por hilo si no fuera sonido que se parte, por boca, tu boca, que por hilo emana el camino entre la huella de mi reflejo, pero (híbrido) sobre, Ahhh (Y respiro). Por todos tus ojos. Nutren a lo extraño de la línea carismática lobular. Que si por tu boca no fuera, entonces este trapo me liba el vuelo, la llama, rema larva, tieso, móvil, surca, late, el bostezo (¡fuego fuego fuego!) Que tu boca, por el hilo que tu boca por el simio, la carnada (que tu boca) es boca de todos tus ojos nutriendo nuestra aislada línea de tesis bien quebradas, de lado a lado por tanto mar de gentes que vociferan en-tierra ahogadas; Pero que a mí no me pierda ni cuarta cuerda al piso, reflejo híbrido, colisiona en tu oído, que mientras el tardío en lo que amanece y por justo ahora, creo te susurro;

Amame.

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(Green noise)

Deshilachando par de núbiapos sobre tu vientre me hundvanecí en el claroscuábierto enremismado pedaujero de cielo descielanudico que me absorvelaba en la casi noche tenue. Casi porque aún alusomaban caídos como lluvitélamos pequefídelnos rayolitos acuarelados en el río calmo de sol a sol, de rojo a rojo en la garganta del ocapozo. Y yo que te mermudecía como con nebulójulos sobre la trabocalábia cantarandeando un uspiramoreo de un algo trístido que se adormela. Y así te detallé con el digitodermáluno desislazando tu parpabájono como caricia caidisprenda tibisuavando todo el brizareo de tu esenalme. Hasta que perdí la huella de mi trazmáneo cuando di cuenta de que a soplocos pinceladeaba desgaraprobalitojos fragiadélicamente en la superficie lejodistántida de tu mentódico ensamble a la tierra. Y carcomí el hilonímico de tu cielámalo, desde mi vistalidalumbrea interpenterie hasta lo que creía entonces tu cenúcledo respirondeandome como borde marítimo a la palma vénuoda; Crayoneleando el último suelensueño apocopandose en suaóleadas mentaloníricas, yo decía que decía que tu múrvoyo me transforamaba suáluce en el cantarandeo del uspiramoreo, por ahí, en oído de mí, trístida, que me adormelaba en tu vientre, para volverme luego, más ágüida más trístida, viendo claro la escarniela de tu dedhúmedo, que apoya la sómbrida verdorosencia
en mi frente,
o a mi costado
y me sala
me vizna;
Luego,
me bebe.



Salúd.

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(Cromo)

Toco tu sonido por sobre cualquiera de estos ríos primitivos. Una no duerme, una no se siente, una juega las luces, una se recuesta; Todas deambulan por los mismos accidentes geográficos del día insomne en las arrugas de la memoria, por cualquier grieta de estas paredes, o las sucias partículas esparcidas por el piso (o solo el tiempo); Cualquier pequeño espacio para acunarse como en un suave refugio dormido. Toco tu halo con los ojos hundidos en la nuca y se me hace como una llovizna que paraliza el deambule histérico-celular interno. Porque todo este revuelo de peces que se vuelan y se vuelan no se destapan ni cuarto de branquia a la sombra solar, son como manchas a cualquier ajeno ocular (aprecie movimientos eléctricos al desprenderse que a tal fase la alerta desorbita el sentir). Toco tu aroma de almohada cálida y llueve de nuevo, más aún justo en estas arrugas, de esta memoria mojada, que destella con rose de júbilo el haberse suicidado con las agujas del reloj tan incomparablemente precoces. A risa pequeña me sobreactúo modesta; pero no es sino lo realista brillándole a cada gota su panza, que me trae como una hierba cómoda, una mañana entre dormida y un par de piedras del azar que mejor que nunca publicitan lo bueno de lo que a eso que a veces llaman “destino” refiere. (Nunca creí qué). Pero no es sino la lluvia liviana, el rocío sobre la frente luego del sol derramándose por un borde del cuello, la presencia y el silencio de su desmayo, la arruga que se convierte en hendidura al pecho insípido por afán de dependencia onírica. Palpito tu dedo Palpo tu día Precipito sin deseo adrede tu diluvio (Porque sé). Toco tu lluvia y me sumerjo, en cada uno de estos ríos primitivos desconectando toda voz. Pero me muerdo una aleta. Y me destiño al vuelo, para germinar tu sombra bajo tierra,
y luego quebrarla como con brisa de pincel a la luz.

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(P)

Quién mejor sino para
Escalarse arrastrándose
Hasta el borde del punto
Más infinito del alba

Para ensordecer
Con eco de trueno
Y garganta entregada

(la miel en los surcos
Del pétalo a pétalo
Que desviste a la espina)

Un canto de fosa pálida
Cardumen de espejos
Destellando el sol al río
El viento como navaja al pecho;

La musa que respira dormida
bajo la cobija de la belleza y la inexistencia,
del ulular su forma a pedido del día

Hila al poeta

Para que a fragmento de pluma cálida
Destruya la pasión al universo que lo nace

Para que logre por sobre todas sus letras,
Por sobre todo el resto de las hojas
O los pies muertos;
La suavidad ante sus ojos.

Y como brisa al aura externa
Al rostro pálido ajeno
Que espera del vacío
Un nacimiento de melodía tersa

Crea con su aliento
Emergiendo de esta superficie
Tragando llama a lumbre
Penetrando en la inconsciencia
Del parpado al alma dormida
(Un augurio de voces sobre la palma);

La caricia
De la palabra.

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Me llamo Priscila Vallone, naci en 1993, en Rosario, pero en vivo Rio Grande, Tierra del Fuego desde los dos años. En cuanto a preferencias literarias destaco a Girondo, Pizarnik, Cortázar, Eluard, Poe, y Salinger (entre muchisimos otros).

jueves, 20 de mayo de 2010

Mehrbald Federico











Ella esperó

Ella debería fumar
Caminando el camino
Escuchando decir:

Mi mundo sin vos no es un mejor lugar,
Mi mundo sin vos es
Como otro día sombrío.

Con una pequeña sonrisa
¿Te arriesgas?
Tomó su mano:

Mi mundo sin vos no es un mejor lugar,
Mi mundo sin vos es
Como un día sombrío.

Se mí…

Estaré extraño
Y esperándote
Una broma vieja
Puede respirar para irnos
No me digas esas cosas
Se mí… se mí
Sólo eso

El Duke a Chino Saúl y Flaco Fede

No quiero irme
Pídeme que me quede

No quiero volver entrar al bar
¡Y encontrarte!

Secretos en el baño
De la noche que te fuiste
Con el tipo equivocado
De aquél lugar.


Remolinos de paredes transpiradas
Que corroen cigarros
Y quemaduras del sol

Afilando el día de la noche anterior
Con sombras locales
En las vidas vacías.

Caminando

El aroma del peligro

En un pedacito de mar escondido

Espero que sirva para prender fuego en una playa

Ataque al cuerpo escalpelado

Algo así como sentir
Que las cosas malas pasan
Y el remolino de ronquidos envuelve
Las justas lagunas juntas
Te tiro la señal con el pulgar
¿Realmente nos sentimos tan bien?
Sí... ya lo creo, porque
Un seis de corazones se endulzó en la oscuridad.

Sol y viento y noche

Tajos de colores partiéndose
Muchacha arisca
Olvida mi nombre
Al frío que desciende mohoso
Con aire dentro en latidos rasgados.

Avísale al vecino
Baja un escalón más
Acuéstate en mi cama
Riega las flores del mal
Y ¡Témeme!
Porque temo tu cuello
En mis colmillos.

Veinticuatro horas de noche

Sólo roces entre sombras
Y los ojos tenían su punto de furor
Con la cabeza náufraga
En una vieja almohada
Mientras ruede la noche
El sol me seguirá quemando poco a poco.
Y los amables rincones de la casa
Estrujarán las sombras en mis dedos.


21

Robot de apache gris
Transmetálico
Eco de fiesta
Lentes barnizados en grietas


HECHIZOS

Que hacen vomitar a la reina del baile
Azulejos manchados
Pienso que voy a llorar
Si William habla con los fantasmas


Nació el 6 de Abril de 1983 en la ciudad de Lanús, Buenos Aires. Vivió en Puerto Madryn, Chubut y actualmente sigue residiendo en la Patagonia, en la fría Comodoro Rivadavia. Estudió Licenciatura en Comunicación Social y colaboró con diferentes medios gráficos, radiales y audiovisuales de la región. Forma parte de la redacción del Diario “El extremo sur de la Patagonia”. Publicó en 2006 los libros de cuentos “Sin nombre por ahora” y “Rompiendo el hielo”. Su primer libro de poesía “Mi poesía vale dos pesos” fue editado por la editorial independiente “Infamia Trascendental” en 2007. “Vacío estupor” es su segunda producción publicada en 2010. Como realizador audiovisual ha realizado videoclips para bandas de rock patagónicas, eventos sociales e institucionales. Desempeña el cargo de ayudante en la materia Comunicación Audiovisual II, para la carrera de Lic. en Comunicación Social.

Para leer: Ernesto Maggiori, Cristian Aliaga, Andrés Cursaro, Pablo Bellido, Rubén Gómez, Soledad Davies, Carolina Laztra, Sandra Bórquez, María Fernanda Álvarez, Tobias Maddox, Julia Frumento, Fernanda Maciorowski, Claudia Sastre.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Bendersky Melissa





Palmeras. Segundo estudio.

Tormenta


Cuando hay tormenta
se mueve en el viento como a la deriva
y el agua se amontona en el cielo sobre ella.

Bajan las nubes,
la encierran.

Queda rodeada de agua
pero no se ahoga.

Entra en la tormenta.

La furia le teme y la admira,
las nubes rozan sus hojas.

La tormenta se agrupa sobre ella y a su alrededor
se organiza, la ronda. Espera.

El viento la sacude, la muerde
y ella sonríe e imagina,
los pájaros le traen del mar olas gigantes
arrastradas por huracanes llenos de arena
arena de islas y de desiertos.

Esa cabeza húmeda
mi porra.
Un espejo, en el aire el pelo
hace lluvia cuando lo sacudo sobre los cuerpos,
el mío y el otro, mojados por agua de esta tormenta.
Tampoco la asusta.

La tempestad se prepara y es cierto que un día
la palmera va a terminar por caer,
ella lo sabe, la furia también.
Pero ahora baila en ese viento
vestida de ultima reina
y se ríe.


Palmeras. Tercer estudio

VIII

Su cuerpo elástico acorazado en un traje princesa,
la boca sonriente, deliciosa.
Los pies más ágiles que el pelo,
y sin embargo es la melena lo que desean.

Ella en la tormenta
recuerda un guerrero samurai,
un caballero de las cruzadas,
un ángel del infierno (o sea,
un dragón sobrevolando su montaña).

Baila la danza de saltos triples
mortales, juega. Sonríe. Combate.
Usa los pasos que le enseñaron cuando niña.

El ejercicio demanda y ella responde.
En el aire no hay tiempo de pensar
la palmera no puede decirse nada que la lastime.


.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Voy a ir al lugar


voy a volver
cada vez con algo.
Un día voy y traigo una piedra circular y plana,
otro traigo un hocico puntiagudo
una oreja larga doblada hacia atrás
pero no la cabeza peluda del cachorro.

Voy a ir
y cada vez.
Un pétalo blanco
una huella de pájaro
un copo de nieve
un rasguño
una onda en el agua
una máquina de las que hacen cemento, funcionando
un miedo que me paraliza
un recuerdo gracioso, o uno tibio
una caricia de las que podés sentir de nuevo
pero sólo una vez
como si ocurriera en ese momento.
Esos ojos, sí. Esa mirada. Voy un día y traigo
su tono de voz.
Y después una fila de gente con la que me equivoqué
y otra de gente que me hizo mal.
Traigo agujas de pino
y a los amigos muertos.
Traigo una vida mía, pero distinta de la que tengo,
me la pruebo y todo, como que no.
Voy a ir hasta el lugar,
esto es, miráme
estoy yendo,
volviendo,
te regalo
una hoja seca
de un parque entrerriano
donde se escuchan ladridos
pero sólo se ven pájaros.
Barcos en el río.
Gente que pasea tranquila por la orilla.

-.-.-.-..-.-.-.-..-

Roedores

4

En la pared. Entre la madera de este lado y la del otro lado.
Nido de lana de vidrio. O cena de lana de vidrio.
Está vieja la casa. La pared.
Ese nido debe estar ya usado. Lleno de marcas de otros animales
que vivieron y murieron antes que estos. Como la casa entera.
Aquí vivo yo, entre las huellas y la historia de otros.
A mí los fantasmas no me molestan. Imagino que a los roedores tampoco.

.-.-.-.-.-.-.


Pastillas

3.
El cuerpo empieza y termina.
Claramente.
Hay límites.

Tomo una pastilla
y borro una porción de cuerpo.
Mientras tome una pastilla no habrá fertilidad.
Otra pastilla y la depresión ciega, la oscuridad que empaña
la visión del día, hasta eso, desaparece.
Una pastilla y el cuerpo se olvida las ganas de morir.
Las de matar. De las ganas de comer.

Una pastilla y cambio de color,
como los pulpos cuando tienen miedo.



Melissa Bendersky
melissabendersky@yahoo.com.ar


Minibibliografía

Melissa Bendersky nació en Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina, en 1975. Es periodista.
Fue parte del grupo de intervenciones poéticas Cuelga de poemas (Capital Federal), de la Editorial independiente Ediciones del Diego (Capital Federal) y del Suplemento literario Así íbamos a las fiestas (Bariloche)
Es autora de los siguientes libros: Nido de ballena (poesía. Ediciones del Diego, 2001), Palmeras (poesía. Inédito), Té ((y comentarios para Té)) (poesía, Ilustraciones de Gabriela Herrera. Inédito). Algunos poemas suyos integrarán el libro “Poesía/Río Negro. Antología consultada y comentada”. Además escribe cuentos y relatos cortos. Una versión en alemán de su cuento “El tatuador” integrará la antología de escritores argentinos, uruguayos y paraguayos que publicará la editorial Lettretage (Berlín-Alemania)

sábado, 8 de mayo de 2010

Sepúlveda Dante











ingreso 25


es difícil evitar el ruido
cascaritas levantamos, al pasar
palabras propias de


en una habitación de paredes altas
la mirada se extiende y comprime con mayor intensidad

-es la noche más fría del año dijo al abrir la puerta y en el agosto más duro,
cristal en los ojos
que el tiempo deja.

dormí bien ese día.

Los otros como si la parca sirviera el café
se espantaron al verlo

pero nosotros sabemos que la muerte
no es así, circunstancial sino absoluta.
Sin juegos te quiere la muerte, no distraído al ras del suelo
no cabizbajo pidiendo disculpas.
A cielo abierto te quiere
y a ver quién desenvaina primero.











La luna, la reja y yo
no tenemos nada que hacer esta noche

por eso te invitamos a un recorrido
por mi regreso

traje en la mochila
un par de versos
hojas de álamo
y el olor del eucaliptus aquel donde nos sentamos

dejé la llanura esparcida sobre la mesa
y un par de vasos apilados

(la vuelta es un murmullo del pasado en las puertas del horizonte)

después algo de silencio se entremezcló entre nosotros

y el olvido que falta.

Pero, acá, querida vos y yo sabemos
que la desubicada es la reja.

La desubicada es la reja.


*

Hay que volver a despotricar

decía el viejo y hacía así con la mano

para acomodar el banquito

toda la vida en esa vereda de sombras el tiempo -decía-es amarillo tornasolado como el ruido de hojas que caen

hojas, ideas

el tiempo es el que mira, decía y con el bastón señalaba los árboles

después árboles menos más hojas en la mirada del viejo



y lo que queda

eternidad tiempo

las palabras.


*
el color define al mundo
la forma
demonios más en la tierra húmeda
hijos del trazo, desgarro en el lienzo
(es pequeña y dulce esta violencia)
El jardín
se quita los ovarios,
y me traga.


*
Pensemos en una babosa pensemos en una babosa que se adhiere a la pulpa que cae sobre el pétalo lo quiebra que pétalo y pulpa en la tierra hacen barro pensemos en lo que crece en el barro nace de una masa uniforme y pegajosa amoldada con golpes a los costados ya amarillentos se expanden toman todo por la fuerza
Pensemos un color gris un color gris desapareciendo bajo el influjo de la savia que cayó en la tierra que fue barro y es boca se atraganta no gime ni succiona
vomita

Pensemos en el viento pegándole a la rama o
una pincelada pastosa hundiéndose

ese es el mundo


*
Verdes las espinas modifican la tarde algo termina en ese lugar remoto y es insignificante para el mundo menos para tus ojos que esperan una mano que borre todo desde la punta del chañar la araña teje tus días incomprensible la madeja te adormece
es sólo un momento de tu existencia pero no sabes dónde está apenas un espacio entre dos ramas de un monte cualquiera.
Para cuando el agua estaremos al reparo.
Pero esa liebre que atraviesa el rastrojo qué espera qué quiere
No tener un rifle, volarle la cabeza a la quietud.


*
¿y el poema?

ese hecho relativamente inferior

estas nimias palabras mías

qué te dicen

¿hablan de tu estructura ósea tu voz cuerpo

de ese aceite en tus ojos?

Y yo
qué pienso cuando a través de la ventana
veo que en el patio ya no hay fruta para juntar

a la gravedad haciendo lo suyo,
muy perramente

y qué tengo que ver con esta caída
el descenso
de dónde me agarro cuando todas las manos se estrecharon
a quién miro mientras el hundimiento
a quién culpo por esta base poco sólida
que no sólo el óxido pudo derruir


decime qué, háblame del momento

contame,
adónde voy cuando no escribo.


*

Si esas nubes que tapan la ventana son tus ojos mirando hacia dentro

si ese color afuera no existe

y lo que gira son reflejos, bombitas que se quemaron y nadie cambió



Si esos árboles, o su movimiento,

Sólo imágenes



restos de un tiempo que se aleja pero perdura

partículas de otra tarde en ese cuarto



Cuando la puerta se abra

claustro inmensidad



-esa confusión-



dejará de hacer ruido en tu cabeza inmóvil.



TODAS QUIEREN SER PIZARNIK


No hay prólogo que escape al "Árbol de Diana".

La jaula que aún es jaula

en el verso mezquino

en la necesidad de crudeza sorpresiva

disposición a lo inestable

que se convierte en detestable.



Nadie dice después del '72

sólo altera el orden de las palabras.



No es un plagio digno

para una dama de silencios activos.



(debajo de la cama quedó algo más

que las anfetas)



Bustríazo


Volvéme nadita mía


¿o querésme dejar
al acecho de mis otros?


Regrésame


Dale orden a mis pronombres
¿o querés morirme de paráfrasis?

(los perros están en huelga
retratándote en las retinas)

opácate las linternas de la cordura


renace de los espectros de otro vaso

tráete otra música


antes que el vino sea costra en los bordes.



Dante Sepúlveda. Villalonga, 1986. En su ciudad natal asistió al taller coordinado por la escritora María Zúñiga.
Publicó Poema en veinte vinos (El suri porfiado, 2007). Integra distintas antologías entre las que se destacan: Última poesía argentina (Ediciones en Danza, 2008) 2017, antología de poesía Americana (Milena Caserola, 2009) y Desorbitados: poetas novísimos del sur de Argentina
(Fondo Nacional de las Artes, 2009)
Es uno de los editores del Suplemento Tinta China, una publicación de Asociación de culturas del sur del mundo, que semanalmente aparece con el diario El Chubut.
Actualmente reside en Trelew.