sábado, 8 de mayo de 2010

Sepúlveda Dante











ingreso 25


es difícil evitar el ruido
cascaritas levantamos, al pasar
palabras propias de


en una habitación de paredes altas
la mirada se extiende y comprime con mayor intensidad

-es la noche más fría del año dijo al abrir la puerta y en el agosto más duro,
cristal en los ojos
que el tiempo deja.

dormí bien ese día.

Los otros como si la parca sirviera el café
se espantaron al verlo

pero nosotros sabemos que la muerte
no es así, circunstancial sino absoluta.
Sin juegos te quiere la muerte, no distraído al ras del suelo
no cabizbajo pidiendo disculpas.
A cielo abierto te quiere
y a ver quién desenvaina primero.











La luna, la reja y yo
no tenemos nada que hacer esta noche

por eso te invitamos a un recorrido
por mi regreso

traje en la mochila
un par de versos
hojas de álamo
y el olor del eucaliptus aquel donde nos sentamos

dejé la llanura esparcida sobre la mesa
y un par de vasos apilados

(la vuelta es un murmullo del pasado en las puertas del horizonte)

después algo de silencio se entremezcló entre nosotros

y el olvido que falta.

Pero, acá, querida vos y yo sabemos
que la desubicada es la reja.

La desubicada es la reja.


*

Hay que volver a despotricar

decía el viejo y hacía así con la mano

para acomodar el banquito

toda la vida en esa vereda de sombras el tiempo -decía-es amarillo tornasolado como el ruido de hojas que caen

hojas, ideas

el tiempo es el que mira, decía y con el bastón señalaba los árboles

después árboles menos más hojas en la mirada del viejo



y lo que queda

eternidad tiempo

las palabras.


*
el color define al mundo
la forma
demonios más en la tierra húmeda
hijos del trazo, desgarro en el lienzo
(es pequeña y dulce esta violencia)
El jardín
se quita los ovarios,
y me traga.


*
Pensemos en una babosa pensemos en una babosa que se adhiere a la pulpa que cae sobre el pétalo lo quiebra que pétalo y pulpa en la tierra hacen barro pensemos en lo que crece en el barro nace de una masa uniforme y pegajosa amoldada con golpes a los costados ya amarillentos se expanden toman todo por la fuerza
Pensemos un color gris un color gris desapareciendo bajo el influjo de la savia que cayó en la tierra que fue barro y es boca se atraganta no gime ni succiona
vomita

Pensemos en el viento pegándole a la rama o
una pincelada pastosa hundiéndose

ese es el mundo


*
Verdes las espinas modifican la tarde algo termina en ese lugar remoto y es insignificante para el mundo menos para tus ojos que esperan una mano que borre todo desde la punta del chañar la araña teje tus días incomprensible la madeja te adormece
es sólo un momento de tu existencia pero no sabes dónde está apenas un espacio entre dos ramas de un monte cualquiera.
Para cuando el agua estaremos al reparo.
Pero esa liebre que atraviesa el rastrojo qué espera qué quiere
No tener un rifle, volarle la cabeza a la quietud.


*
¿y el poema?

ese hecho relativamente inferior

estas nimias palabras mías

qué te dicen

¿hablan de tu estructura ósea tu voz cuerpo

de ese aceite en tus ojos?

Y yo
qué pienso cuando a través de la ventana
veo que en el patio ya no hay fruta para juntar

a la gravedad haciendo lo suyo,
muy perramente

y qué tengo que ver con esta caída
el descenso
de dónde me agarro cuando todas las manos se estrecharon
a quién miro mientras el hundimiento
a quién culpo por esta base poco sólida
que no sólo el óxido pudo derruir


decime qué, háblame del momento

contame,
adónde voy cuando no escribo.


*

Si esas nubes que tapan la ventana son tus ojos mirando hacia dentro

si ese color afuera no existe

y lo que gira son reflejos, bombitas que se quemaron y nadie cambió



Si esos árboles, o su movimiento,

Sólo imágenes



restos de un tiempo que se aleja pero perdura

partículas de otra tarde en ese cuarto



Cuando la puerta se abra

claustro inmensidad



-esa confusión-



dejará de hacer ruido en tu cabeza inmóvil.



TODAS QUIEREN SER PIZARNIK


No hay prólogo que escape al "Árbol de Diana".

La jaula que aún es jaula

en el verso mezquino

en la necesidad de crudeza sorpresiva

disposición a lo inestable

que se convierte en detestable.



Nadie dice después del '72

sólo altera el orden de las palabras.



No es un plagio digno

para una dama de silencios activos.



(debajo de la cama quedó algo más

que las anfetas)



Bustríazo


Volvéme nadita mía


¿o querésme dejar
al acecho de mis otros?


Regrésame


Dale orden a mis pronombres
¿o querés morirme de paráfrasis?

(los perros están en huelga
retratándote en las retinas)

opácate las linternas de la cordura


renace de los espectros de otro vaso

tráete otra música


antes que el vino sea costra en los bordes.



Dante Sepúlveda. Villalonga, 1986. En su ciudad natal asistió al taller coordinado por la escritora María Zúñiga.
Publicó Poema en veinte vinos (El suri porfiado, 2007). Integra distintas antologías entre las que se destacan: Última poesía argentina (Ediciones en Danza, 2008) 2017, antología de poesía Americana (Milena Caserola, 2009) y Desorbitados: poetas novísimos del sur de Argentina
(Fondo Nacional de las Artes, 2009)
Es uno de los editores del Suplemento Tinta China, una publicación de Asociación de culturas del sur del mundo, que semanalmente aparece con el diario El Chubut.
Actualmente reside en Trelew.

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