domingo, 31 de mayo de 2009

Alemán de Brand María Julia





LA TEJEDORA DE MATRAS


Quiero darte mi canto, tejedora
manantial de paciencia inagotable,
al pie de tu telar, feliz y amable,
en tus manos el tiempo se demora.
Una herencia de siglós atesora
la ciencia primitiva y venerable
de trocar en color, lo transmutable
que en corteza y raíz, te da la flora.
El pardo de la tierra, lo has urdido
en el rústico poncho del tropero…
y en tus matras estalla el reverbero
que has copiado del campo florecido.
(…y el alma de tu raza la has tejido
Penélope del Sur, con todo esmero…)



GWYNETH (La Pionera)


Mujer, la del Sur, tallada a viento
y sombra inseparable del pionero…
(su paso vigoroso fue el primero
el tuyo lo siguió, firme y contento…)
Dormiste a campo raso ,en campamento
cocinando en fogón, como un tropero,
tu reloj –alba y noche- fue el lucero,
el comienzo y el fin del diario aliento.
Acallaste tu miedo muchas veces
con un rifle en la mano temblorosa
y el fervor anhelante de tus preces…
Pionera, la de casta valerosa
compañera de triunfos y reveses…
Oh mujer de mi sur, acero y rosa!


EL VERSO PARA UN INDIO


Mi verso nombra aquí al indio moreno
al indio del trahuil y de la lanza,
al que abriera caminos en su andanza
al dueño, legua a legua, del terreno.
Al dueño del valor y el desenfreno,
del malón divisado en lontananza
al que mira, perdida la esperanza,
que todo lo antes suyo, es hoy ajeno.
Porque ajeno es, sin duda, el campo abierto
donde ondeaba su mar la toldería
al viento y la arena del desierto…
…No es el dueño ya más de la bravía
de la hosca tierra Sur donde está muerto,
pero donde está vivo. Todavía.



Tierra mía del sur


Yo no pedí este oficio de cantarte


tierra mía del sur, amante mía.
Tomé el canto a la tierra como guía
y fui verso y dolor para esperarte.
Fuí verso y con él, canté tu parte.
Fuí dolor, porque duele la poesía,
(todo poeta es dolor y es agonía
y el verso es su escudo y su baluarte).
Yo no pedí este oficio…Me lo dieron
esos vientos del sur, y los paisanos
que parecen estar, pero se fueron.
Mis versos recuperan los lejanos,
los tiempos y las cosas que vivieron:
con orgullo les canto, provincianos!



Yo soy la cultrunera


Yo soy la cultrunera, soy la anciana
que tañe en el kultrún de sus ancestros
con los dedos ya viejos, pero diestros
el ritmo de mi raza, la araucana.
Yo soy la cultrunera, la guardiana
de costumbres y ritos que son nuestros,
yo defiendo de espíritus siniestros
a mi tierra y a mi gente: soy paisana.
Yo acompaño al taïel, cuando se canta
en cada camaruco del mapuche
como un grito quebrado en la garganta.
Cuando sea silencio, y no se escuche
el doliente tañer que aún se levanta
que alguien tome el cultrún…¡ y por mí luche!




Nací
(por María Julia Aleman de Brand)
Nací en 1924. Me crié en el campo en el viejo hogar que me cobija y me acompaña a pesar de la distancia. ¿No fue el poeta Guido Spano quien escribió aquello:
“feliz del que se aleja y nunca pasa
Del radio de la sombra de su casa”?
Y yo, como el personaje del poeta, nunca salí de la sombra de mi casa. Allí transcurrió mi feliz infancia, allí hice mis estudios primarios, bajo la dirección de mi madre, de quien heredé, sin duda, el amor por la lectura.
Leo desde que me acuerdo y más tarde leí de todo y desordenadamente: Cuentos de Calleja, fábulas de Esopo, el Catecismo de la doctrina cristiana, las obras de teatro y Benavente y los hermanos Álvarez Quintero, la poesía costumbrista del escocés Robert Burns (en su idioma nativo). Lugones y el español Machado –que marcaron mi poesía para siempre. Y más arde tímidamente, comencé a escribir. Viví siempre en el campo, de allí extraje todo lo que vivo, siento y escribo. Amaba el canto de los zorzales en la madrugada y el esperado llamado de los teros en la primavera. Por eso está el campo siempre tan presente en mi poesía, y, curiosamente, aunque no me he alejado nunca, escribo desde la nostalgia, como si viviera lejos. Y ese “lejano y amado país” en el que a veces vivo, sino físicamente, en alma y espíritu. Y ese es el país de mi infancia, una época maravillosa de la que nunca pude desprenderme del todo. Desde ese país escribo para mi nostalgia y desde mis recuerdos.
Y es todo lo que puedo decir de mí. Dejo este libro, lector, en tus manos y te pido que seas benévolo con él

María Julia Aleman de Brand es una de las más caracterizadas representantes de la poesía chubutense. Ha obtenido las coronas de plata en los Eisteddfod del Chubut de los años 1976, 1979, 1981 y 1982 y los primeros premios en poesía en los MiniEisteddvods de Trevelin en 1978 y 1981. Sus composiciones, de elevado contenido lírico, generalmente están inspiradas en temas regionales, como lo denotan muchos títulos ("Te canto Trevelin", "El viejo molino", "La punta de flecha"), sin que por ello estén ausentes las emociones autorreferenciales: "El verso más triste", "El verso que me duele", "Elegía para mi propio canto". En ocasiones ambas motivaciones se enlazan, como ocurre con "Que todo mi cantar me justifique": Mi canto siempre estuvo enamorado / de esta tierra paisana y fronteriza /(...) Y yo he de estar ahí: detrás del canto / de todo lo que amé y volví poesía /de todo lo que fue, lírica y mía/ la razón de mi risa o de mi llanto". Estamos a no dudarlo, ante una poeta mayor.
(Fuente: http://www.literasur.com/)
En el año 1993, la Asociación de Escritores del Oeste del Chubut editó su libro “Soy poesía, búscame en el sur”, con prólogo de Julián I. Ripa e ilustraciones de Ramón De La Fuente.
Sus poemas circulan, además, en publicaciones periódicas, diarios, antologías y diversos sitios en Internet.

1 comentario:

macadamia dijo...

una maestra del soneto la señora, una demostración de que la rima es un elemento que embellece el poema, excelente poeta...