viernes, 17 de abril de 2009
Postumos- Marisa Vallory
EL ANGEL DE LA SED
(fragmentos)
las palabras
Que el ángel
No me desampare a la hora
De reunir las sombras
De las cicatrices,
que de ellas crezca el fuego
cada día.
***
Se comenzará con el ala esta ceremonia
pero es en la caída,
en la con jura
en los caminos,
en los altos soles
que
la palabra no me dice,
me vacía
me agota la lengua.
si fuera posible
caer sin ahogarse
sin arrancar los cuerpos
que disfrazan
el hueso incandescente
Y quebrar el vuelo
hasta ver el nudo ardiendo
de sed.
***
Los días
Aquí se alza la voz,
nada se sumará al sonido de este día.
***
El silencio de las ventanas
abre la noche
estar de costado espiando un sueño
el temor de la gente en los mercados
la furia en las ciudades
tu respiración que baja y sube
y vuelve del mar y toma el tren
y yo se que hay un pájaro en el alba
y esconderé los pies en los zapatos
y me peinaré como todos los días.
***
La cena es este cuerpo
que convida su hambre
y anuda
un estertor de silencio
en el centro de la mesa
Los sueños
Bajo la llamarada
el sol parecía vivo
***
Atentamente, al parpadeo
del vacío
escucho las primeras letras.
Una maga
ruega al silencio
de la única palabra
***
En esas cuevas
Buscaba mis demonios
como un animal
que olfatea la luz.
La memoria olía la señal
de la sustancia
del sol y de los huesos.
Bajo la flores del mar y del espanto
aprendí a Borges y a Baudelaire.
Aprendí a Poe
en las borracheras
de aquel viejo
que decía ser mi padre
y supe
de un poeta
que solía buscar una mujer
al sur
y se moría de gris
deseando el mar.
***
En otros cuerpos
Dimos a la serpiente
El fruto, el vino y la sal.
Estábamos heridos por el hambre
Aunque Sísifo subiera a la cresta del lecho
Y Perseo reclamara una madre.
Al llegar al médano
Ombligo estremecido por la sed del mar,
Los ríos de la sangre desbordaron
Y vimos a los viejos
Sobrevivientes del mar y la meseta
Alzando a los hijos del bien y del mal.
***
He visto florecer
A los árboles
En los desterrados
Corazones de los pájaros.
Crecían en el profundo
Reposo de la sangre.
Las muertes
¿En que lugar la vida se parece a la vida?
Es la ausencia el lugar de la taza que no está
la puerta que no abre
el regreso de las tardes con piedras y fogatas
tu aire de marino
ten un barrio sin muelles
y ese olor de retamas
que nos llama al silencio
***
Despierto y los días caen
Como mansos cadáveres de pájaros.
Marisa Vallory nació en Comodoro Rivadavia, allí pasó su infancia y su juventud. El mar, la costa del kilómetro 3, el Barrio General Mosconi y el Nacional Perito Moreno marcaron su vida por aquellos años. Desde muy joven formó parte del grupo que se reunía alrededor de David Aracena y sus poemas aparecieron en Las Palabras y los días, sección el Diario El Patagónico que firmara como Juan de la Punta Borjas y en la que solíamos escribir los habitantes de los suburbios de David y Anita.
En los años que van desde mediados de los sesenta hasta poco más allá del setenta y seis se gestó entre Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia un movimiento cultural que abarcó el teatro, la literatura, la plástica y la música y el periodismo El origen de este movimiento fue, probablemente, el diario el Patagónico, en ese momento el director era Roque González, el jefe de redacción Ezpeleta y andaban por allí Asencio Abeijón y una adolescente llamada Viviana Poli y sus gestores: David Aracena y Anita Pescha quien en su casa en Diadema Argentina (sobre el final en la cabaña de troncos del Barrio Pueyrredon) tenían una suerte de hogar para artistas y poetas.
En teatro: Gustavo Bove, Goyo Glinsky, la Muestra Nacional de Teatro que organizaron en el año 70 y el primer café concert que se llamaba “La pulga azul” y terminó sus días con una amenaza de bomba una noche que actuaba María Vaner o el grupo de teatro octubre y Norman Briski o algún otro que comenzaba a incomodar al poder. Alfredo Sahadi tenía su propia sala en la calle Belgrano y en Caleta OLivia ANET (Agrupación Nuevo Teatro) entre el año 1970 y 1975 puso en escena Amor Maternal de Augusto Strindberg; El Enviado y El Mundo es lo que es; de Alberto Moravia y cinco espectáculos de creación colectiva del grupo ANET. Estaban: Isla, Catalogna, Hugo López, N. Isla, Liberatore, Serra, Baeza, Freile y otros.
Entre los artistas plásticos andaban, siempre de paso para Sarmiento, Ana Reyes Sosa y Caroli Williams, (que habían pasado unos años en el taller de Petorutti), Eduardo Castillo, Dola, Morón y bajaban desde la cordillera, de paso para Europa, los Chatruc ¿Qué habrá sido de Vivi Chatruc y sus hermosos ojos oscuros?
Pasó por la casa de David, Ricardo Aronovich, director de fotografía de Scola, Costa Gavras y Resnais quienes conocen de cine saben a quien me refiero. Jon Vilela Beitía un documentalista extraordinario, que filmó los incendios de los pozos petrolíferos (el Cóndor 10 entre otros) y había formado parte de la tripulación de un pequeño velero llamado Gandul encabezado por el Capitán Díaz para cruzar el Estrecho de Magallanes , dar la vuelta al mundo y filmar la aventura. El Vasco falleció en 1991, en Comodoro Rivadavia, dejó su impronta en dos personas muy jóvenes: Hugo Arizmendi y Lidia Cifuentes ellos se marcharon Hugo Arizmendi a EEUU, donde se incorporó a la industria cinematográfica, su nombre suele aparecer en los créditos de algunos importantes filmes norteamericanos y Lidia se marchó hacia Paris en 1975 donde ganó un importante concurso de La Academia de las artes y técnicas del cine de Francia con un guión que nunca veremos en la Argentina. Los escritores y poetas eran los más numerosos. Diego Angelino, Juan Carlos Moisés, Cristina Buczack, Elpidio Isla, Angelina Coicaud, Pablo Strujel, Vilardo, Terraza, Marisa Vallory y Carlos Amato. Más tarde aparecieron Aliaga, Cursaro, Ancalao, Espíndola y más acá, otros que continuarían una línea histórica que alguna vez definirá la existencia de una literatura patagónica. Tres revistas literarias circularon por los setenta en Caleta Olivia: Viento que dirigía Armos Moreno. La Loca Poesía y Recienvenido arte libre, dirigidas por Elpidio Isla fueron prohibidas por la dictadura. El periodismo gráfico se mantenía con Crónica y el Patagónico y el diario Epoca a los que se sumaron en Caleta Olivia EL FARO que duró nueve ediciones (hasta la detención en 1977 de sus responsables: Alberto Luna, Jorge Alegret y Elpidio Isla) y EL REGIONAL un semanario que apareció en 1981 dirigido por Elpidio Isla, fue destruido por un atentado en 1982, a pesar de todo se editó hasta 1987)
En este medio se formó Marisa Vallory quien por mediados de los setenta se fue de Comodoro Rivadavia. Escribió un solo libro de poemas: “El ángel de la sed” que bastaría para hablar de una obra poética intensa, desgarradora en su sencillez, pero de una profundidad que nos hace pensar que su temprana muerte nos privó de una poeta de incalculable proyección.
Obsesiva y conciente no quería publicar hasta haber conseguido la depuración y la síntesis que conformaran su severo espíritu crítico. La muerte le llegó cerca de los cuarenta años cuando estaba preparando la edición de El Ángel de la Sed. Hay poemas suyos desparramados por diversas revistas de los sesenta y setenta y salvo la traducción de sus poemas, realizados por una ignota revista polaca, este es el primer rescate que se realiza de su obra. Marisa Vallory murió en el año 1999. Cumpliendo sus deseos sus cenizas fueran dejadas en las playas de Km. 3, donde había pasado su infancia. Su único libro, EL ANGEL DE LA SED, permanece inédito.
elpidio isla
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2 comentarios:
Qué maravillosa intensidad.
Hermosa poesìa.
De lo mejor de lo nuevo que he leido estos ùltimos años.
H. Gandolfo
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