
NO ME MALENTIENDAS
Puedo escribir los versos que yo quiera.
Puedo pensar en pergeñar historias
y escribirlas un día
para hacerlas
embriones de otras vidas.
Puedo creer que soy invulnerable.
Que hay heridas
que afectan “a esos otros”
que no llegan
que no son compartidas.
Puedo consentir en las traiciones
en las mentiras, en las tonterías.
Puedo abrir puertas
que estaban clausuradas
y en cada habitación encender velas
que respalden mi entrada.
Puedo iniciar caminos
-lo he probado-
y perderme en esquinas.
Y retorcer los vientos
y alivianar los gritos
y contar las arenas
y alimentar silencios.
Puedo quedarme un rato
a hacerte compañía.
Sólo un rato te ofrezco,
(debo seguir mi ruta)
y no vendrás conmigo.
No es que quiera dejarte
ni es que me haya aburrido.
Tampoco es que te olvide
recorriendo caminos.
Es que debes perderte
como yo me he perdido
y transitar tus campos
y navegar tus ríos
llegar a tus remansos
e inventar tus sonidos.
Y quizás algún día
en el invierno frío
volvamos a cruzarnos
y me dirás: “amigo,
no puedo acompañarte,
pues tanto he recorrido,
que otra vez caminamos
por distintos caminos”
Y entonces, ya tranquilo,
alegre, satisfecho,
seguiré por mi vida
porque habrás comprendido:
No es que te quiera poco
es que ya te he querido.
Unitarios y Federales
Laica o Libre es la historia de tu tierra.
Y más atrás los sones de mazorca, ponchos rojos,
tacuaras enarbolando desgraciadas cabezas,
cadáveres podridos en marchas y vidalas.
Dorrego asesinado, Urquiza padre
Rosas que se expande, tirana Buenos Aires.
Así nacimos.
Germen de generaciones postergadas y yermas,
estériles diatribas.
Lo que no pudo ser nos estrangula y hiere.
Rebuscando rescatables signos
entre los desperdicios de la historia.
Renegando los mitos -ocultamientos cómplices-
venganzas incumplidas.
Así nacimos.
En fogones turbios, solidarios,
con folclóricas voces en las dunas de arena
y La Ventola de Valeria.
El vino calentando las hirvientes venas
un reguero de juventud y fuerza.
Así nacimos.
Aullidos de rebelión entre los números y las filosofías,
palabras de parición bajo las letras.
Algún ronco grito del hachero chaqueño,
quizás un reclamo de la Córdoba en llamas
nos urgía.
Banderas olvidadas
padres timoratos y desesperanzados
nos legaron la brisa de futuro impredecible
que arrimó a nuestros rostros
la dureza de la nube oscura, del viento huracanado,
del tum-tum ritual de los tambores
señalando la hora del destino.
La tribu nueva,
generación con rumbo y pertenencia
pensó que la verdad no era imposible
y resolvió entregar su sangre entera.
Para vengar las décadas inanes
para abonar tu suelo y tus fronteras
para plegarse a la historia
de los cuentos, las hadas, las leyendas.
Para tenerte en brazos, poseerte
de una vez para siempre
y que canciones en futuros lejanos
mantuvieran viviente la memoria.
Libremente,
cruzamos el Jordán para ofrecerte
nuestra ira de halcones, nuestra gloria,
nuestro propio Sueño de amor, locura y muerte.
Urgencia
Sueño con serpientes,
se retuercen, vuelan, el temor se esconde
en el pie del alambre,
en el lazo.
La serpiente me abraza pero duele
ella sueña conmigo
se retrepa y se yergue
sé que llegará a mi ojo izquierdo
que cegará mi amor
tal vez por siempre.
Quizás lo deje partido,
desamparado a medias
gemirá en mi cabeza, la serpiente
mientras se despereza
sueña que me inventa
que me des-forma a su medida,
que me insufla su miedo
que me tuerce.
Sé que será a muerte
alucino una sombra
y ella me defiende
debe llegar el día.
De los dos,
triunfará el que primero despierte.
¿Dónde están las manos de Víctor Jara?
Llegará el día del reencuentro
cuando nos miraremos nuevamente a la cara
y alzaremos sonrisas en banderas
bordadas con recuerdos y lágrimas.
Volverá la sonora carcajada
a ocupar su lugar en nuestra noche
preanunciando el calor
de las miradas y las copas colmadas.
¿Será la vida eterna?
El silencio del ángel que se arropa
y muestra así su espada
alzada, erguida contra el marco de azul cielo.
Nos llevan melodías.
Son tus sueños suavemente posados en tus manos
profundas de pirata.
Es el coro de miles de gargantas.
Es tu Chile amenazado
y yerto, arrojado al borde
del febril precipicio,
dominado en aceros.
¿Cantarás nuevamente?
Aqui, en la tribuna del Estadio abierto
me parece escucharte.
(Brotará la Cantata
entre tus cuerdas mágicas)
Y será nuevamente madrugada.
El viento
Llueve y no esta el cielo gris,
son los cristales
de una ventana tanto ha cerrada.
Mirar, reir la tarde
se hace imposible desde la nube oscura.
Escuchar el viento.
Hay que escuchar el viento.
Trae metálicos, quebrados sonidos, angustiosas pesadillas
perdidos tacones alejados.
El viento. Hay que escuchar el viento.
Lleva confusiones y palabras
ininteligibles, hueras
suenan como tambores,
como pintura de guerra.
Porque el color tiene sonido
si lo oyes.
No solo el grito aturde.
El murmullo agitado
azota cortinados y persianas
se introduce violento entre las sábanas.
Trastoca empedrados y baldosas
se mueve, se retuerce,
crece, se dispersa, se renueva, pare.
El vendaval se acerca.
Enrique Gil Ibarra
Nacido en La Plata, provincia de Buenos Aires, República Argentina, un 26 de diciembre de 1954, siempre recibió un solo regalo para navidad y cumpleaños. Frustrado, decidió dedicarse al periodismo y la literatura con objeto de obtener alguna compensación y asemejarse a periodistas y escritores que conoció, admira y respeta como Rodolfo Walsh, Juan Gelman, Paco Urondo, Luis Guagnini, entre muchos otros. Está seguro de no haberlo logrado, pero igual es feliz. Se casó tres veces y tiene dos hijos y tres nietos, contribución social que considera más que suficiente. Vive en Chubut desde el año 2003. Comenzó como periodista en el diario "Noticias" en 1973. Trabajó como Director Creativo en un par de agencias de publicidad y condujo programas radiales y televisivos en la ciudad de Buenos Aires. Editó y dirigió revistas de interés general, de temas ecológicos y políticos. Fue Jefe de Prensa de delegaciones argentinas ante la ONU y ante la OEA. Publicó el libro de poesías “Contra el Señor Oscuro” (1994) y luego escribió: Skin Yarí y otros relatos (cuentos-2000); Dividido (poesía-2003); Paredón y después (novela biográfica), El Gran Juego latinoamericano (recopilación de notas periodísticas); El poder individual en la globalización (ensayo); y un par más en eterno proceso de finalización. Trabaja en una radio en Puerto Madryn y en la ciudad de Trelew, provincia del Chubut.
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