jueves, 27 de mayo de 2010

Vallone Priscila





(tengo llanto )

Mirá como tiene un agujerito. Se lo mira también y lo redondea por el borde con el filo de la yema del dedo. Se le ve como muy pan de leche pero azul de tanto lloverse poquito a poquito en la mañana del sábado. En la esquina medio diente ensimismado al pulmón izquierdo que está prendido de una puntita al cuerpo dice qué. Evócale de tu boca el hilo vivo del nada no-todo-es lo que se toca. Toca lama si está herido. Tanto hablar del mal dormir abre el apetito de una cabra a punto de parir la digestión de sus ovarios melancólicos de tanto indebido uso ocular. Se queja de que su parcela no esté en condiciones, que no, que no que qué. Como tener una semilla para plantar tierra, un par de jaulitas para el alma, un agujerito para vaciarse completo cuando todo es malo y todo es nada, cuando se drena por-el-hombro de la imagen casi parcial casi caligramicamente encendida del rabo a la nariz un pseudo fuego con barriga de canto sordo unísino que se lla ma la lá la lá la, lá gri ma. Le da asco que asoma por la lengua desde la garganta. Su ventana mira como con ojos de fenómeno, y él se responde por la mente; Es como tener un agujerito para vaciarme completo, por el que deshago cada papeleo facturado del compra y venta de angustias (no)anónimas.
Au tén ti ca fa la cia.
Deja el exhalo acariciando torpemente, poquito a poquito, el abismo atemporal de la mañana del sábado;
El agua hasta entre la uña y el dedo,
la penumbra en la palma de la mano.

-------------------------------------------------------------------------------------

(W)

Que tu boca, la carbonilla, que por bien no colmara el vuelo, la llama. Que tu boca si no dijera que por trazo de ola, el bostezo en la arena sobre el arco derecho remara el sentido de la aparente larva, Cúpula reacia, Ruido de nuez. Parir; que por tu boca si no adormeciera el eco del solsticio, que anestesia inunda la célula el simio el sésamo la sílaba y la carnada al fondo de la cueva. Hilo por boca que por hilo si no fuera sonido que se parte, por boca, tu boca, que por hilo emana el camino entre la huella de mi reflejo, pero (híbrido) sobre, Ahhh (Y respiro). Por todos tus ojos. Nutren a lo extraño de la línea carismática lobular. Que si por tu boca no fuera, entonces este trapo me liba el vuelo, la llama, rema larva, tieso, móvil, surca, late, el bostezo (¡fuego fuego fuego!) Que tu boca, por el hilo que tu boca por el simio, la carnada (que tu boca) es boca de todos tus ojos nutriendo nuestra aislada línea de tesis bien quebradas, de lado a lado por tanto mar de gentes que vociferan en-tierra ahogadas; Pero que a mí no me pierda ni cuarta cuerda al piso, reflejo híbrido, colisiona en tu oído, que mientras el tardío en lo que amanece y por justo ahora, creo te susurro;

Amame.

-------------------------------------------------------------------------------------

(Green noise)

Deshilachando par de núbiapos sobre tu vientre me hundvanecí en el claroscuábierto enremismado pedaujero de cielo descielanudico que me absorvelaba en la casi noche tenue. Casi porque aún alusomaban caídos como lluvitélamos pequefídelnos rayolitos acuarelados en el río calmo de sol a sol, de rojo a rojo en la garganta del ocapozo. Y yo que te mermudecía como con nebulójulos sobre la trabocalábia cantarandeando un uspiramoreo de un algo trístido que se adormela. Y así te detallé con el digitodermáluno desislazando tu parpabájono como caricia caidisprenda tibisuavando todo el brizareo de tu esenalme. Hasta que perdí la huella de mi trazmáneo cuando di cuenta de que a soplocos pinceladeaba desgaraprobalitojos fragiadélicamente en la superficie lejodistántida de tu mentódico ensamble a la tierra. Y carcomí el hilonímico de tu cielámalo, desde mi vistalidalumbrea interpenterie hasta lo que creía entonces tu cenúcledo respirondeandome como borde marítimo a la palma vénuoda; Crayoneleando el último suelensueño apocopandose en suaóleadas mentaloníricas, yo decía que decía que tu múrvoyo me transforamaba suáluce en el cantarandeo del uspiramoreo, por ahí, en oído de mí, trístida, que me adormelaba en tu vientre, para volverme luego, más ágüida más trístida, viendo claro la escarniela de tu dedhúmedo, que apoya la sómbrida verdorosencia
en mi frente,
o a mi costado
y me sala
me vizna;
Luego,
me bebe.



Salúd.

-------------------------------------------------------------------------------------

(Cromo)

Toco tu sonido por sobre cualquiera de estos ríos primitivos. Una no duerme, una no se siente, una juega las luces, una se recuesta; Todas deambulan por los mismos accidentes geográficos del día insomne en las arrugas de la memoria, por cualquier grieta de estas paredes, o las sucias partículas esparcidas por el piso (o solo el tiempo); Cualquier pequeño espacio para acunarse como en un suave refugio dormido. Toco tu halo con los ojos hundidos en la nuca y se me hace como una llovizna que paraliza el deambule histérico-celular interno. Porque todo este revuelo de peces que se vuelan y se vuelan no se destapan ni cuarto de branquia a la sombra solar, son como manchas a cualquier ajeno ocular (aprecie movimientos eléctricos al desprenderse que a tal fase la alerta desorbita el sentir). Toco tu aroma de almohada cálida y llueve de nuevo, más aún justo en estas arrugas, de esta memoria mojada, que destella con rose de júbilo el haberse suicidado con las agujas del reloj tan incomparablemente precoces. A risa pequeña me sobreactúo modesta; pero no es sino lo realista brillándole a cada gota su panza, que me trae como una hierba cómoda, una mañana entre dormida y un par de piedras del azar que mejor que nunca publicitan lo bueno de lo que a eso que a veces llaman “destino” refiere. (Nunca creí qué). Pero no es sino la lluvia liviana, el rocío sobre la frente luego del sol derramándose por un borde del cuello, la presencia y el silencio de su desmayo, la arruga que se convierte en hendidura al pecho insípido por afán de dependencia onírica. Palpito tu dedo Palpo tu día Precipito sin deseo adrede tu diluvio (Porque sé). Toco tu lluvia y me sumerjo, en cada uno de estos ríos primitivos desconectando toda voz. Pero me muerdo una aleta. Y me destiño al vuelo, para germinar tu sombra bajo tierra,
y luego quebrarla como con brisa de pincel a la luz.

---------------------------------------------------------------------------------

(P)

Quién mejor sino para
Escalarse arrastrándose
Hasta el borde del punto
Más infinito del alba

Para ensordecer
Con eco de trueno
Y garganta entregada

(la miel en los surcos
Del pétalo a pétalo
Que desviste a la espina)

Un canto de fosa pálida
Cardumen de espejos
Destellando el sol al río
El viento como navaja al pecho;

La musa que respira dormida
bajo la cobija de la belleza y la inexistencia,
del ulular su forma a pedido del día

Hila al poeta

Para que a fragmento de pluma cálida
Destruya la pasión al universo que lo nace

Para que logre por sobre todas sus letras,
Por sobre todo el resto de las hojas
O los pies muertos;
La suavidad ante sus ojos.

Y como brisa al aura externa
Al rostro pálido ajeno
Que espera del vacío
Un nacimiento de melodía tersa

Crea con su aliento
Emergiendo de esta superficie
Tragando llama a lumbre
Penetrando en la inconsciencia
Del parpado al alma dormida
(Un augurio de voces sobre la palma);

La caricia
De la palabra.

-----------------------------------------------------------


Me llamo Priscila Vallone, naci en 1993, en Rosario, pero en vivo Rio Grande, Tierra del Fuego desde los dos años. En cuanto a preferencias literarias destaco a Girondo, Pizarnik, Cortázar, Eluard, Poe, y Salinger (entre muchisimos otros).

jueves, 20 de mayo de 2010

Mehrbald Federico











Ella esperó

Ella debería fumar
Caminando el camino
Escuchando decir:

Mi mundo sin vos no es un mejor lugar,
Mi mundo sin vos es
Como otro día sombrío.

Con una pequeña sonrisa
¿Te arriesgas?
Tomó su mano:

Mi mundo sin vos no es un mejor lugar,
Mi mundo sin vos es
Como un día sombrío.

Se mí…

Estaré extraño
Y esperándote
Una broma vieja
Puede respirar para irnos
No me digas esas cosas
Se mí… se mí
Sólo eso

El Duke a Chino Saúl y Flaco Fede

No quiero irme
Pídeme que me quede

No quiero volver entrar al bar
¡Y encontrarte!

Secretos en el baño
De la noche que te fuiste
Con el tipo equivocado
De aquél lugar.


Remolinos de paredes transpiradas
Que corroen cigarros
Y quemaduras del sol

Afilando el día de la noche anterior
Con sombras locales
En las vidas vacías.

Caminando

El aroma del peligro

En un pedacito de mar escondido

Espero que sirva para prender fuego en una playa

Ataque al cuerpo escalpelado

Algo así como sentir
Que las cosas malas pasan
Y el remolino de ronquidos envuelve
Las justas lagunas juntas
Te tiro la señal con el pulgar
¿Realmente nos sentimos tan bien?
Sí... ya lo creo, porque
Un seis de corazones se endulzó en la oscuridad.

Sol y viento y noche

Tajos de colores partiéndose
Muchacha arisca
Olvida mi nombre
Al frío que desciende mohoso
Con aire dentro en latidos rasgados.

Avísale al vecino
Baja un escalón más
Acuéstate en mi cama
Riega las flores del mal
Y ¡Témeme!
Porque temo tu cuello
En mis colmillos.

Veinticuatro horas de noche

Sólo roces entre sombras
Y los ojos tenían su punto de furor
Con la cabeza náufraga
En una vieja almohada
Mientras ruede la noche
El sol me seguirá quemando poco a poco.
Y los amables rincones de la casa
Estrujarán las sombras en mis dedos.


21

Robot de apache gris
Transmetálico
Eco de fiesta
Lentes barnizados en grietas


HECHIZOS

Que hacen vomitar a la reina del baile
Azulejos manchados
Pienso que voy a llorar
Si William habla con los fantasmas


Nació el 6 de Abril de 1983 en la ciudad de Lanús, Buenos Aires. Vivió en Puerto Madryn, Chubut y actualmente sigue residiendo en la Patagonia, en la fría Comodoro Rivadavia. Estudió Licenciatura en Comunicación Social y colaboró con diferentes medios gráficos, radiales y audiovisuales de la región. Forma parte de la redacción del Diario “El extremo sur de la Patagonia”. Publicó en 2006 los libros de cuentos “Sin nombre por ahora” y “Rompiendo el hielo”. Su primer libro de poesía “Mi poesía vale dos pesos” fue editado por la editorial independiente “Infamia Trascendental” en 2007. “Vacío estupor” es su segunda producción publicada en 2010. Como realizador audiovisual ha realizado videoclips para bandas de rock patagónicas, eventos sociales e institucionales. Desempeña el cargo de ayudante en la materia Comunicación Audiovisual II, para la carrera de Lic. en Comunicación Social.

Para leer: Ernesto Maggiori, Cristian Aliaga, Andrés Cursaro, Pablo Bellido, Rubén Gómez, Soledad Davies, Carolina Laztra, Sandra Bórquez, María Fernanda Álvarez, Tobias Maddox, Julia Frumento, Fernanda Maciorowski, Claudia Sastre.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Bendersky Melissa





Palmeras. Segundo estudio.

Tormenta


Cuando hay tormenta
se mueve en el viento como a la deriva
y el agua se amontona en el cielo sobre ella.

Bajan las nubes,
la encierran.

Queda rodeada de agua
pero no se ahoga.

Entra en la tormenta.

La furia le teme y la admira,
las nubes rozan sus hojas.

La tormenta se agrupa sobre ella y a su alrededor
se organiza, la ronda. Espera.

El viento la sacude, la muerde
y ella sonríe e imagina,
los pájaros le traen del mar olas gigantes
arrastradas por huracanes llenos de arena
arena de islas y de desiertos.

Esa cabeza húmeda
mi porra.
Un espejo, en el aire el pelo
hace lluvia cuando lo sacudo sobre los cuerpos,
el mío y el otro, mojados por agua de esta tormenta.
Tampoco la asusta.

La tempestad se prepara y es cierto que un día
la palmera va a terminar por caer,
ella lo sabe, la furia también.
Pero ahora baila en ese viento
vestida de ultima reina
y se ríe.


Palmeras. Tercer estudio

VIII

Su cuerpo elástico acorazado en un traje princesa,
la boca sonriente, deliciosa.
Los pies más ágiles que el pelo,
y sin embargo es la melena lo que desean.

Ella en la tormenta
recuerda un guerrero samurai,
un caballero de las cruzadas,
un ángel del infierno (o sea,
un dragón sobrevolando su montaña).

Baila la danza de saltos triples
mortales, juega. Sonríe. Combate.
Usa los pasos que le enseñaron cuando niña.

El ejercicio demanda y ella responde.
En el aire no hay tiempo de pensar
la palmera no puede decirse nada que la lastime.


.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Voy a ir al lugar


voy a volver
cada vez con algo.
Un día voy y traigo una piedra circular y plana,
otro traigo un hocico puntiagudo
una oreja larga doblada hacia atrás
pero no la cabeza peluda del cachorro.

Voy a ir
y cada vez.
Un pétalo blanco
una huella de pájaro
un copo de nieve
un rasguño
una onda en el agua
una máquina de las que hacen cemento, funcionando
un miedo que me paraliza
un recuerdo gracioso, o uno tibio
una caricia de las que podés sentir de nuevo
pero sólo una vez
como si ocurriera en ese momento.
Esos ojos, sí. Esa mirada. Voy un día y traigo
su tono de voz.
Y después una fila de gente con la que me equivoqué
y otra de gente que me hizo mal.
Traigo agujas de pino
y a los amigos muertos.
Traigo una vida mía, pero distinta de la que tengo,
me la pruebo y todo, como que no.
Voy a ir hasta el lugar,
esto es, miráme
estoy yendo,
volviendo,
te regalo
una hoja seca
de un parque entrerriano
donde se escuchan ladridos
pero sólo se ven pájaros.
Barcos en el río.
Gente que pasea tranquila por la orilla.

-.-.-.-..-.-.-.-..-

Roedores

4

En la pared. Entre la madera de este lado y la del otro lado.
Nido de lana de vidrio. O cena de lana de vidrio.
Está vieja la casa. La pared.
Ese nido debe estar ya usado. Lleno de marcas de otros animales
que vivieron y murieron antes que estos. Como la casa entera.
Aquí vivo yo, entre las huellas y la historia de otros.
A mí los fantasmas no me molestan. Imagino que a los roedores tampoco.

.-.-.-.-.-.-.


Pastillas

3.
El cuerpo empieza y termina.
Claramente.
Hay límites.

Tomo una pastilla
y borro una porción de cuerpo.
Mientras tome una pastilla no habrá fertilidad.
Otra pastilla y la depresión ciega, la oscuridad que empaña
la visión del día, hasta eso, desaparece.
Una pastilla y el cuerpo se olvida las ganas de morir.
Las de matar. De las ganas de comer.

Una pastilla y cambio de color,
como los pulpos cuando tienen miedo.



Melissa Bendersky
melissabendersky@yahoo.com.ar


Minibibliografía

Melissa Bendersky nació en Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina, en 1975. Es periodista.
Fue parte del grupo de intervenciones poéticas Cuelga de poemas (Capital Federal), de la Editorial independiente Ediciones del Diego (Capital Federal) y del Suplemento literario Así íbamos a las fiestas (Bariloche)
Es autora de los siguientes libros: Nido de ballena (poesía. Ediciones del Diego, 2001), Palmeras (poesía. Inédito), Té ((y comentarios para Té)) (poesía, Ilustraciones de Gabriela Herrera. Inédito). Algunos poemas suyos integrarán el libro “Poesía/Río Negro. Antología consultada y comentada”. Además escribe cuentos y relatos cortos. Una versión en alemán de su cuento “El tatuador” integrará la antología de escritores argentinos, uruguayos y paraguayos que publicará la editorial Lettretage (Berlín-Alemania)

sábado, 8 de mayo de 2010

Sepúlveda Dante











ingreso 25


es difícil evitar el ruido
cascaritas levantamos, al pasar
palabras propias de


en una habitación de paredes altas
la mirada se extiende y comprime con mayor intensidad

-es la noche más fría del año dijo al abrir la puerta y en el agosto más duro,
cristal en los ojos
que el tiempo deja.

dormí bien ese día.

Los otros como si la parca sirviera el café
se espantaron al verlo

pero nosotros sabemos que la muerte
no es así, circunstancial sino absoluta.
Sin juegos te quiere la muerte, no distraído al ras del suelo
no cabizbajo pidiendo disculpas.
A cielo abierto te quiere
y a ver quién desenvaina primero.











La luna, la reja y yo
no tenemos nada que hacer esta noche

por eso te invitamos a un recorrido
por mi regreso

traje en la mochila
un par de versos
hojas de álamo
y el olor del eucaliptus aquel donde nos sentamos

dejé la llanura esparcida sobre la mesa
y un par de vasos apilados

(la vuelta es un murmullo del pasado en las puertas del horizonte)

después algo de silencio se entremezcló entre nosotros

y el olvido que falta.

Pero, acá, querida vos y yo sabemos
que la desubicada es la reja.

La desubicada es la reja.


*

Hay que volver a despotricar

decía el viejo y hacía así con la mano

para acomodar el banquito

toda la vida en esa vereda de sombras el tiempo -decía-es amarillo tornasolado como el ruido de hojas que caen

hojas, ideas

el tiempo es el que mira, decía y con el bastón señalaba los árboles

después árboles menos más hojas en la mirada del viejo



y lo que queda

eternidad tiempo

las palabras.


*
el color define al mundo
la forma
demonios más en la tierra húmeda
hijos del trazo, desgarro en el lienzo
(es pequeña y dulce esta violencia)
El jardín
se quita los ovarios,
y me traga.


*
Pensemos en una babosa pensemos en una babosa que se adhiere a la pulpa que cae sobre el pétalo lo quiebra que pétalo y pulpa en la tierra hacen barro pensemos en lo que crece en el barro nace de una masa uniforme y pegajosa amoldada con golpes a los costados ya amarillentos se expanden toman todo por la fuerza
Pensemos un color gris un color gris desapareciendo bajo el influjo de la savia que cayó en la tierra que fue barro y es boca se atraganta no gime ni succiona
vomita

Pensemos en el viento pegándole a la rama o
una pincelada pastosa hundiéndose

ese es el mundo


*
Verdes las espinas modifican la tarde algo termina en ese lugar remoto y es insignificante para el mundo menos para tus ojos que esperan una mano que borre todo desde la punta del chañar la araña teje tus días incomprensible la madeja te adormece
es sólo un momento de tu existencia pero no sabes dónde está apenas un espacio entre dos ramas de un monte cualquiera.
Para cuando el agua estaremos al reparo.
Pero esa liebre que atraviesa el rastrojo qué espera qué quiere
No tener un rifle, volarle la cabeza a la quietud.


*
¿y el poema?

ese hecho relativamente inferior

estas nimias palabras mías

qué te dicen

¿hablan de tu estructura ósea tu voz cuerpo

de ese aceite en tus ojos?

Y yo
qué pienso cuando a través de la ventana
veo que en el patio ya no hay fruta para juntar

a la gravedad haciendo lo suyo,
muy perramente

y qué tengo que ver con esta caída
el descenso
de dónde me agarro cuando todas las manos se estrecharon
a quién miro mientras el hundimiento
a quién culpo por esta base poco sólida
que no sólo el óxido pudo derruir


decime qué, háblame del momento

contame,
adónde voy cuando no escribo.


*

Si esas nubes que tapan la ventana son tus ojos mirando hacia dentro

si ese color afuera no existe

y lo que gira son reflejos, bombitas que se quemaron y nadie cambió



Si esos árboles, o su movimiento,

Sólo imágenes



restos de un tiempo que se aleja pero perdura

partículas de otra tarde en ese cuarto



Cuando la puerta se abra

claustro inmensidad



-esa confusión-



dejará de hacer ruido en tu cabeza inmóvil.



TODAS QUIEREN SER PIZARNIK


No hay prólogo que escape al "Árbol de Diana".

La jaula que aún es jaula

en el verso mezquino

en la necesidad de crudeza sorpresiva

disposición a lo inestable

que se convierte en detestable.



Nadie dice después del '72

sólo altera el orden de las palabras.



No es un plagio digno

para una dama de silencios activos.



(debajo de la cama quedó algo más

que las anfetas)



Bustríazo


Volvéme nadita mía


¿o querésme dejar
al acecho de mis otros?


Regrésame


Dale orden a mis pronombres
¿o querés morirme de paráfrasis?

(los perros están en huelga
retratándote en las retinas)

opácate las linternas de la cordura


renace de los espectros de otro vaso

tráete otra música


antes que el vino sea costra en los bordes.



Dante Sepúlveda. Villalonga, 1986. En su ciudad natal asistió al taller coordinado por la escritora María Zúñiga.
Publicó Poema en veinte vinos (El suri porfiado, 2007). Integra distintas antologías entre las que se destacan: Última poesía argentina (Ediciones en Danza, 2008) 2017, antología de poesía Americana (Milena Caserola, 2009) y Desorbitados: poetas novísimos del sur de Argentina
(Fondo Nacional de las Artes, 2009)
Es uno de los editores del Suplemento Tinta China, una publicación de Asociación de culturas del sur del mundo, que semanalmente aparece con el diario El Chubut.
Actualmente reside en Trelew.