martes, 15 de septiembre de 2009

Mellado Silvia





Herencia

Nos dejaron
por herencia
la idea de que todo pasado fue mejor
de que nuestras malas letra de rock
les arruinan el lenguaje que
sólo se decían en la intimidad.
Me achacan que no planche las camisas
con la misma inquietud
con la que se admiran
de que me acuesto ilegalmente
y no uso cancanes
cuando hace calor.

Ya hubo otras locas
que supieron suicidarse
o morirse
de sobredosis,
hasta las muertes están inventadas,
ni en la Patagonia desértica
podemos tener un gesto
innovador.
Ninguna presidenta como la gente,
maestras normales
pero amantes de Sarmiento,
malas costumbres
contemporáneas
criemos hijas
con resentimiento
pero en tiempo y forma.

Balneario Municipal

Los bañistas
dispersan sus cosas
mientras el niño pisa
varias veces el suelo
probando su resistencia.
Dejo el carozo del pelón
al costado de la lona.
Su color de lápiz labial
o de piel lastimada
contrasta con el azul del río
y el verde de los árboles.
El contrapunto se debe a que está
sobre la tierra marrón
y las piedras grises.
Este lado de la playa
es la foto sepia,
la otra
empieza en la orilla.

Ese carozo es parte de mi cuerpo
lo dejo en exhibición esperando
que nadie lo entienda.
No lo tapo con ninguna prenda íntima.
No me avergüenza
que esté ahí
posando para todos
que sus grutas
y curvas
se vean más rosadas
en el fondo
y estén húmedas
porque fueron chupadas.

Autofagia

La sensualidad de la pollera
que se sube por mis piernas
o la punta de la bota
presionando el botón
de la aspiradora...
a determinadas horas del día
en que me miro y me quiero
soy la cuñada de Onán
o
sobre todo
Onán.

Plaza Moreno Estación Zapala

Camino por mi ex barrio de mi casa
sin moverme del banco
de Plaza Moreno.
En off una vieja canción de Los estelares.
Ya casi ni veo las montañas
pienso en una guerra civil
para quemarme así
volar así
hasta la punta sacra de la catedral,
casita de cura morboso,
depósito y desfile del falso
arrepentido.
Arde
la catedral se quema
se vuelan unos cuantos
sueños
por culpa del viento
que acá no corre
pero que llena lo mismo
de tierra los ojos





Silvia Mellado nació en Zapala pero vive en Neuquén capital desde el 2006. Es profesora y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de la Plata. Su primer libro de poesía, se llama CELULOIDE. Su segundo libro es ACETATO y está en proceso de edición.
En este momento trabaja como docente, también integra un equipo de investigación (textos transgresores) en la Universidad Nacional del Comahue. Ha participado en varios congresos con trabajos críticos o textos de creación. Dice que hoy las mejores novelas que ha leído son EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO de José María Arguedas y EL PASADO de Alan Pauls. En poesía hay una lista interminable de poetas que le apasionan, entre ellos Bustriazo Ortiz, Ana Cristina Cesar, Ricardo Costa, entre otros. Contrario a los dichos populares, Silvia todavía se asombra que la carrera de letras no le haya sacado las ganas de escribir.

4 comentarios:

maritza dijo...

no crean q es asi nomàs de transparente su poesia. Grossa!!!. ¡pero q seriedad esa foto!!!

n. dijo...

otra entrañable autora
saludos

Anónimo dijo...

soy de la tierra de Arguedas y adoro tu poesía. he quemado mis ojos con fuego y lirios despues de leerte.

Anónimo dijo...

soy de la tierra de Arguedas y adoro tu poesía. he quemado mis ojos con fuego y lirios despues de leerte.